poemas por
Rubí Anabella Ayón
Hay lugares que no nos pertenecen
y nos cuesta entender:
somos nosotros
quienes les pertenecemos a ellos.
Espacios predispuestos
para hacernos creándonos la ilusión
de que somos etéreos;
y les creemos,
y nos olvidamos
hasta de quiénes somos
creyendo que felicidad
es estar bien con los demás
y no con uno mismo.
Hay lugares que nos lloran
como ríos;
y a costa de tormentas
buscan que nos quedemos:
para volvernos prisioneros
entre su maleza.
Y están, esos otros tantos,
que nos quieren libres.
Cactus
Soy el cactus, que sabe vivir de las sequías
que no teme
a las noches frías
del desierto
y se regocija,
con el más pequeño rocío
para portar con orgullo
las espinas rígidas
y el sol
abrace la flor
que aún, es capaz de crecer
en mí.
Transmitancia
Vi algo. Como un destello. Pequeñito.
Creí reconocerte, pero te alejabas
[el mismo juego de cada noche]
No me moví. Esperé...
Ser de luz, te acercaste
posaste frente a mí
y te enteraste.
Hiciste de tu vuelo un baile
y de tu luz una dulce secuencia para...
[luego, apagarte].
Y aunque la noche era cálida como nosotros (alguna vez)
[te reconocí gusano, pequeña luciérnaga].
Te supe transmitancia.
Tuve que decirlo:
Eres energía
que no absorbo más.
Vete.
En mi casa,
los trastes están
rotos
En mi casa, los trastes están rotos
porque decidí lanzarlos
contra la pared
para hacer de ellos una obra de (h)arte
y con los pedazos de porcelana
decoré cada rincón
para que me acuerde que
hay pedazos
que se transforman
para ser apreciados
por aquellos ojos que
quisieron destrozarlo todo.
Ubicación
Irte fue tu decisión,
pero no el abandono.
Recuerda que, para esto, se necesitan dos
en una misma posición, concordancia
paralelismo, simple cardinalidad.
Te fuiste y me quedé.
Diferente terminología:
no a la espera,
sino la aventura del mismo lugar
con aire más limpio.
Reco-
mienzo
Como punto final
—mal colocado—,
cuya historia inconclusa
se reparte entre grietas
separando las piezas importantes
y, de pronto, se detiene.
Está quieto,
[como estar en el ojo de huracán]
todo está en calma
pero no por mucho tiempo
por creer que la mejor decisión
es aquella que tomaste justo cuando tu mundo se caía en pedazos.
Arrojaste a la calle
los recuerdos
creyendo que escapar era la respuesta
a todos tus miedos
que la única salvación es aquella que siempre te arrastra
[al mismo comienzo].
Y te vas como niño asustado
en busca de refugio
que son esas mismas grietas
que vas construyendo
al pisar tan fuerte sobre suelos
que creías deshabitados
y crees haber encontrado
el paraíso
y te equivocas;
solo te encuentras en otra página
con nuevos personajes
y en diferente lugar,
pero mismas cicatrices.
Flashback
Ruedas sobre pavimento,
estrellas parpadeantes,
todo al ritmo de rock and roll.
Estacionas el carro
y bajas para abrir la puerta del copiloto;
por vez primera.
En la estéreo canta Luis Miguel
y nos perdemos.
Me miras como quien no quiere ver:
como por vez primera.
Solo escucho porque no paras de hablar y no comprendo
porqué te esfuerzas,
porqué te esmeras;
por vez primera.
Inútilmente dices que quieres leer para mí,
un poema.
Chico, tú no eres de poesía.
Ríes, sonrojas y crees arruinar el momento:
como si fuera la primera vez…
Bodet nos acompaña
nos seduce con su orquídea.
Continúas manejando
mientras te observo y sé que estás próximo a decir:
—He aprendido a leerte —aseguras.
Chico, no soy como los libros que acostumbras.
Aun así, te creo.
Mientras alguien al fondo canta:
somos unos locos incurables
y ambos sabemos que no podremos escapar,
no de esta triste noche.
La música está en contra de nosotros:
la apagas.
Ciudad bajo luces,
serpientes que dibujas a propósito,
topes y más carros,
semáforos,
el perro que se cruza a medio camino:
recuerdos.
Bautizas la noche:
flashback.
sojǝןɟǝɹ
La noche, pesada y fría,
tú a mi lado
camino a casa en aquel autobús,
como tantas veces
arremetiste contra mi persona
con mil historias que no me pertenecían
—y eso dolía más: descubrirte vacío—,
haciendo de tus penas mis penas
para sentirte libre
necesitabas arrancarle las alas
a alguien más
y, aun así, te escuché.
Pero desde muy pequeña sé
hay reflejos que no son nuestros
y te equivocaste de persona
—o de espejo—.
Rubí Anabella Ayón Sicaeros. Escritora mexicana (Culiacán, Sinaloa, 1995). Especialista de Datos en Coppel S.A. de C.V., maestra en Ingeniería en Electrónica Aplicada de la Universidad de Guanajuato y Licenciada en Ingeniería en Telecomunicaciones, Sistemas y Electrónica por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Tallerista en redacción de textos académicos. Cofundadora de ASRA Services (2020). Guionista del cortometraje Cuatro Cruces (2020). Su cuento La escritora fue publicado en la revista Letralia, Tierra de Letras (2019). Obtuvo el tercer lugar en el Concurso Estatal de Cuento Bachiller 2012 y tercer lugar en el Concurso Zonal de Cuento Bachiller 2010.
🖲️ Web de la autora: https://www.facebook.com/RubiAyonS
N. del E: Se ha procurado que la edición de los poemas aquí publicados guarden la anchura de las líneas y las sangrías tal y como los escribió su autora. Para leerlos en los dispositivos móviles aconsejamos que el aparato se sitúe en posición horizontal.
🖼️ Ilustración poemas: Imagen por 愚木混株 Cdd20 en Pixabay
Revista Almiar (Margen Cero™) • n.º 127 • marzo-abril de 2023
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