poemas por
Luciana Alfonzo García

I

En el principio eran las palabras.
Todas ellas latentes.
Allí existían.
Ahora están.

Sálvenme, palabras.
Son las únicas que pueden.
Ayúdenme.
Descúbranme.
Saquen esta angustia.
Déjenme decir lo imposible.
Auxílienme.
Exprésense por mí.

Podrá mi presencia invocarlas.
Llamarlas.
Pedirles.
Exigirles que vuelvan
y sean lo que necesito:
expresión,
sabiduría,
el apoyo imposible,
la insistente ayuda.

Vuelvan términos invisibles.
Muestren aquello que deseo
y transfórmenlo
en amarga realidad.
Un día moriré de no decirlas.
Se estancarán en mi cuello.
Explotarán en mi centro.
Luego, discurrirán,
y se enfrentarán al infinito.

Vuelen, palabras,
lleguen a donde yo no pude.
Griten,
traspasen,
intimiden.

Son mi guía ahora.
Solo a ustedes tengo.
Necesito que vengan,
liberen conmigo
este ápice de vida
que aún queda en mi interior.

¡Oh palabras!
De ustedes depende mi vida
y, sin embargo,
estoy imposibilitada para usarlas.
¡Qué tremenda contradicción!
Mi corazón explota de sentimientos
y, sin embargo,
no puedo conseguirlas.

Destierren este dolor
encarnado en la sangre.
Velen por mí.
Pretendan lo inconcebible.
Exílenme de esta,
mi realidad oscura.
Llévenme con ustedes.
Cobíjenme bajo la manta del entendimiento.
Denme el espacio que necesito.
Y acompáñenme en este naufragio eterno.
¡Guíenme!
Pues sin ustedes,
nada soy.

Esperen mi hora indicada
y salgan a la luz.
Díganle al mundo
lo que yo no puedo.

 

II

Pensaron que tenían la llave.
Que sus manos serían participes.
Que la gente apoyaría
y los corazones gritarían sus nombres.

Quisieron acallar
aquellas,  las voces más fuertes,
los espíritus que seguían,
obsesivamente,
sus débiles pasos.
Intimidaron a los que pensaron distinto.
Los persiguieron
y esperaron,
incesantes,
su derrota.
Especularon con su caída.
Pensaron que los tiempos apremiarían,
pero eso,
en contra de sus expectativas,
no pasó.

Aquel que caminaba sin culpas
fue ahora alcanzado.
Libres de piedad.
De remordimientos.
Caminarán sin prisa.
Vivirán sin honra.

Maldecirán sus nombres
quienes caminen por este suelo.
Esperarán que absuelvan
todos y cada uno de sus pecados.

El recordatorio es fulminante.
No existirá vehemencia al recordarlos.
Nadie llorará sus nombres
ni llevarán flores a sus tumbas.
Los acallará el peso de los años.
Y esa condena,
ese martirio,
es suficiente para mí.

 

III

Todas las palabras fueron dichas.
Los términos usados:
Soy.
Estoy.
Espero.
Sin embargo,
escupo poemas como quien no puede
sentarse a esperar
y llamarse al silencio.
Cómo identificar el temor y huir a tiempo.
Cuántos jardines no florecerán en tu nombre.
Mi querido ápice de luz,
Usted, mi lector favorito.
Sabe los disturbios que tuve al alejarme.
Las tribulaciones que soporté para escapar.
Mi odisea en la tierra.
Mi sufrimiento descarado.
Qué pena,
ya nadie más correrá tras mis pasos.
No irradiará el futuro con tus destellos brillantes.
Ya no crecerán promesas entre nosotros.
Qué destino disperso evitó juntar tu sombra con la mía.
En qué otros planos el amor tomó forma y nos liberó.
Usted y yo,
polos opuestos que se repelen.
Hilos invisibles conectados por generaciones.
Mi vida pasada.
En otras realidades te espero.
Fuimos separados por fuerzas predecesoras.
Ellas respetaban al amor.
No concedieron el favor de acercarnos.
Este es mi sufrimiento.

 

IV

Este vomitar de versos fúnebres
es parte de mi verborragia perpetua.
Ha sido y es sanación propia de los perjudicados.
De los que esperan.
De los que han intentado seguir adelante,
pero no han podido.
Eso pensé el día en que la miré a los ojos.
Ese mismo día contemplé el horror.
El mundo,
los ciclos,
las estaciones.
Todo se detuvo para mí:
todavía recuerdo la inocencia traspasada,
las preguntas sin respuestas,
la dignidad destrozada.
Es imposible que los corazones resistan tanta carga.
Sentí pena por ella.
Egoístamente,
también la sentí por mí.
Aunque acompañara,
ayudara,
contuviera.
Nada sería lo mismo.
Qué impotencia servir al mundo desde entonces.
Qué imposible mover piezas que acomoden sentimientos.
Los de afuera no entendieron.
Juzgaron como quienes se saben protegidos para siempre.
Como quién tira manteca al techo o escupe para arriba.
Aquella noche,
ese mismo día,
una semilla de vitalidad murió.
Con ella mi seguridad y confianza en las personas,
en el mundo,
en el mañana.
Solo tengo restos de solidaridad.
Pido disculpas,
querido lector,
entenderá usted que este dolor es perpetuo.

 

V

Dijeron que había que esperar.
Que las cosas llegan.
No debieras apurarte.
También dijeron que debías esforzarte.
Porque las cosas no vienen dadas.
Uno debe luchar por eso.
Y el que no lucha
es porque no quiere.
Según ellos,
no hay lugar para la queja.
(Todos tienen algo que opinar
y ese sentimiento irrita a cualquiera).
No los escuché.
Estoy encerrada en mi propia mente.
Es hermética e inamovible.
No pueden pasar,
nadie puede.
Construí un muro indivisible.
Esa era la única seguridad.
Solo muestro una nimiedad.
Querido lector,
¿suele usted pasar por lo mismo?
¿Esconder verdades dolorosas
porque la gente no entiende?
¿Ocultar sentimientos profundos
que nadie puede escuchar?
Lo entiendo.
Imagino lo mismo.
Qué ápice de solidaridad
nos unirá ahora
que sentimos en común.
Somos compañeros.

 

VI

Puedo contarles lo que sentí ese día.
No estaría siendo objetiva por más que quisiera,
pero esta es mi poesía
y estos son mis versos.
Mi versión.
Léala si usted tiene ganas.
Si no puede cerrar este libro y marcharse,
como lo han hecho otros tantos.
Esta soy yo frente al mundo.
Batallando.
Sujetándome a un algo
Que a esta altura
no sé bien qué es.
Diciéndoles:
basta,
deténganse,
me han vencido.
No soy más que un alma
que flirtea con el adiós.
También soy yo diciendo:
no comparto,
no soy parte.
Dejaré mi conclusión para después.
Descubra usted mismo,
querido lector,
si sospecha que esta es buena o mala.
¿Opinará usted lo mismo?
¿Pensará que mi sentir es catastrófico?
¿Considerará esto una exageración?
Tal vez así sea.
Lo lamento.
Esta es mi justificación.

 


 

Luciana Alfonzo García. Es una joven profesora de Lengua y Literatura por la UNLPam.

email Contactar con la autora: alfonzogarcialuciana[en]gmail[punto]com

🖼️ Ilustración poemas: Imagen por Jimmy Chan (en Pexels).

 

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