por
Óscar Marchesin
«Es, dice, una isla que recibe toda la luz del
atardecer y parece que arde».
No entender una imagen es truncar lo enmascarado.
Pero ¿conviene a los poemas quitarles esa máscara?
¿Por qué una antología podía titularse «La isla
colorada»?
El poema desoculta lo invisible o deja ver sus
hierofanías
juntas / como el contacto de los élitros de la pareja
cuyos roces se oyen en la oscuridad
(¿Qué haces oh Mago para calmar el mar furioso?
—Contengo mi cólera, que después estalla como
una ola
sobre la roca femenina…).
¿Y luego?: cuando me hablan de ti, es como si me
perfumaran la cara
con una hoja de mirto, transferencias trópicas o
monarquías, de golpe,
para nadie; fuera del idioma teje
(destrenza) las finas incógnitas de Aladino sacándole
brillo
a su lámpara de cine, como un condestable espacio no
decible (apenas audible)
donde sueñan las palabras más hermosas
juntas / como los élitros que se borran o se agregan al
poema
según su compañía de pareja, en la oscuridad de sus
contactos.
Hasta que el poeta habló ante su crítico; entonces yo
pensé
en una isla del delta del Paraná por el Ibicuy, no sé
por qué
resplandor de las sombras-recuerdos.
El poemar desoculta lo invisible del planeta genético
es puro jugar de la luz entre los pájaros, dice
incluso lo que no sabe
del zorzal criollo o de un mirlo mojado bajo la
llovizna de Londres
El poema se resguarda de las interpretaciones; en
los nidos del hornero
pone su propio barro antes de que se seque / entonces
¿el fuego del poema arderá inútilmente sobre los
patos silvestres?
¿Quién gozará estas islas de imaginar cuando ya no
estemos?
Vampiros
Hay Vampiros
Algunas veces cazamos vampiros…
No son repulsivos ni malvados
Como cuentan las leyendas y predican las moralejas…
Tampoco asumen formas humanas
Ni muerden el cuello de las mujeres hermosas
Para darles y darse un placer que humilla
A todos los varones mortales…
No parecen fuertes y no besan con labios ni atacan con colmillos
Son delicados como telas de araña y pequeños como mariposas…
Para atraparlos hay que esperar desnudos en la oscuridad
Y adelantar al vacío una red pálida y furiosa…
El blanco de la piel o de los ojos o de los dientes
Las reverberaciones lunares de la red los marean…
El olor del cuerpo sin ropas los conduce
La fantasía del cazador los abraza con ardiente silencio
Es fácil entonces asirlos entre las yemas de los dedos
Para devorarlos o encerrarlos en frascos transparentes…
Algunos los esconden entre los vellos del pubis
Otros los disuelven en jugo de extraños frutos
Para que el significado de sus sueños exceda la miseria
De los días que mueren…
Otros se vuelven vampiros de solo desearlo
Criaturas de belleza incomprensible al humano ser obtuso
Víctimas de los nuevos cazadores que aguardan los cuerpos
Implacables como lámparas…
¿Y Marilyn?
¿Y de marilyn qué?
La mató el poder del poder y le puso nombre:
Sobredosis…
Su madre suicida y ella violada…
La droga cual caramelo de frutilla
Cóctel de frutas alcohol y polvos divinos…
Armaron la carrera más veloz hacia el final tan premeditado
Como por ella buscado…
Todo apareció en su interior
La luz más brillante de su sonrisa
Y toda la basura que la mente pueda imaginar e imagina…
Jugó el odio el rencor los celos el temor a que diga lo indecible
Jugó al amor sin amar tentó al poder y no pudo con el…
Una ruleta rusa donde de antemano
Ella había elegido la calidad de su ataúd…
Todo apareció en su interior como en un saco
Quién sabe cuánto quién sabe cómo…
Como todos saben quién es el poder sobre la vida
Aunque no lo tuvo sobre la muerte…
Ese poder que no tienen los dioses que creen serlo…
Los dioses no son eternos ni existen las vírgenes…
Por fin algún gusano los penetra en la tierra…
Marilyn violada
Porque en la tierra están los dioses que protegen las especies
Como la de los gusanos que también tienen el poder…
¿Y de marilyn qué?
Seguirá eternamente levantando sus piernas entre sedas
Y ventiladores que flamean sus polleras…
Películas de quinta clase y su sonrisa la única la última
Entre carteles de neón y saliva incontenida…
Entre mandíbulas débiles de masturbados mentales
Incapaces impotentes ante su presencia…
En el país del tío sam la noche lluviosa no opaca su fiesta
Y marilyn entre nubes de algodón y ángeles mafiosos
Que impidieron que viva…
Los medios poco claros apremiados…
La mentira se hizo la verdad de los ingenuos…
Las hadas también son asesinadas…
Y los periódicos se venden y se venden…
ÓSCAR ALBERTO MARCHESIN. Poeta nacido en Buenos Aires. Colaborador de revistas literarias en América, España y Holanda. Cofundador de varias revistas literarias. Colaborador en SADE en talleres literarios y presentaciones. Trabaja actualmente con publicaciones que intentan hacer conocer los genocidios encubiertos caso Gaza. Publicó algunos libros en alguna época. Vive en Montevideo desde 1998. Envia sin corrección como siempre.
Contactar con el autor: tribologo2011 [at] gmail [dot] com
Ilustración poemas: (Inicio) Fotografía por Pedro M. Martínez © |
Marilyn Monroe II, Por Silvia Klippert (painting) / John Klippert (photo) (Trabajo propio) [CC-BY-SA-3.0], undefined, via Wikimedia Commons.
Revista Almiar – n.º 66 / noviembre-diciembre de 2012 – MARGEN CERO™