artículo por
Óscar Portela

 

a Jacques Derrida

 

 La superación, por parte de los gobiernos de Lula en Brasil y de Kirchner en la Argentina, de la perspectiva de la déconnection —o de la construcción del socialismo en un único país— se traduce hoy en la apertura de un proceso efectivo de constitución latinoamericana inédito en la historia (ver Antonio Negri – Giuseppe Coco: Prólogo de GlobalAL – Paidos).

 

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e esperado pacientemente para citar este párrafo del neomarxista gramciano, por la sola razón de que las iluminadas plumas y la verborrea de los analistas políticos argentinos lo han ignorado olímpicamente: los filósofos —muchos de ellos— no han desaparecido pero han sido cooptados por los poderes estaduales y se han prestado a dar «letra» a los poderes de turno, realizando futurologías propias de las ciencias mistéricas y no de las realidades sociales, nacionales o internacionales. Este es el caso de otro positivista neomarxista como Ernesto Lacau —¡quien reside en Londres!, pero que ha sido pilar de este nuevo «descubrimiento de América»— y soporte en el discurso de los ayer «iluminados», hoy devenidos en pensadores y constitucionalistas, al estilo del exguerrillero Dante Gullo.

En las últimas gestiones de gobierno en Argentina la retórica ha vuelto a ocultarse tras el disfraz del clown: muy lejos de tratarse de una lucha contra el denostado neoliberalismo y las concentraciones mediáticas o económicas, la lucha de estas administraciones o gestiones se trató de tres cuestiones preliminares que podían obstaculizar el camino:

1) La sombra de Juan Domingo Perón y su no a la patria «socialista», propia de los discursos mesiánicos que preconizan aún los campeones del nuevo panteón de los patriotas latinoamericanos, presididos por pancartas que lucen el rostro de Ernesto Guevara de la Serna, aun en los solemnes momentos en que se vela a un ex-presidente.

2) Fundar a partir de este momento otro partido, como hijo extramarital del peronismo: desde hoy deberá hablarse en la Argentina del partido kirchnerista.

3) La creación de una nueva forma de «relato histórico», inculcado este en las mentes más jóvenes: resulta más que nunca entonces denostar a Juan Domingo Perón que solo dejó como «legado» a una «inútil» y un brujo nazi y masón.

4) Solo entonces veremos que los famosos doscientos años transcurridos en nuestro país, fueron solo un sueño «narrado por un idiota lleno de ruido y de furia»: King Lear – Shakespeare.

Parte de este «proyecto se ha cumplido», pero Negri se ha equivocado en las comparaciones entre Lula y los gestores del «milagro Argentino»: el «pragmatismo» es una escuela filosófica creada por William James en los Estados Unidos, a principios del siglo XX, y el presidente del Brasil ha optado no por los dogmas eclesiales de ideologías caducas e hipócritas, sino por el pragmatismo que reza que la verdad de algo se demuestra por su utilidad, en este caso de la consolidación de un proyecto político justo y soberano: los demás entran en el terreno del más puro histrionismo de relaciones de Cancillería.

Sin embargo, no solo las mujeres de pañuelos «blancos» sino los «filósofos» fofos y desocupados como el famoso señor Feinnman, siguen haciendo ilusoria la figura de Juan Domingo Perón, «olvidando» como otros que la Argentina pre-Videla, poseía un Congreso y que el señor Italo Argentino Luder fue invitado insistentemente a tomar el poder hasta la llegada del tan esperado acto electoral.

Los que no hubiesen visto —otra vez con buenos ojos esta actitud— son los «iluminatis» que siguen usurpando el protagonismo de una historia vaga, que se resume en la frase de Diego Armando Maradona: «el Che fue mi ídolo» y en las condolencias de Tinelli.

La vacuidad llena todo el espacio de la excultura Argentina, donde «bailar por un sueño», equivale a las hazañas de San Martín, Napoleón, Aníbal —no Fernández— y Alejando el Magno, de cualquier modo no os desesperéis: quedan Julio Grondona, Moyano, de Potril, el carismático Scioli De Vido y ese personaje de Tennesse Williams que es el Ministro Randazzo, por ahora como lo dijimos tantas veces para la sociedad no existen los «proyectos sino los modelos» a la usanza bolivariana, y un creciente vacío que algunos creyeron que se llenaría con las lágrimas. Pero el Jordán es cosa de la «Biblia».

Hoy  lo  saben  —con  la  partidocracia  hecha una  vez  más  polvo— la señora de Kirchner y el Comandante Moyano.

 

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Óscar Portela es un poeta y filósofo argentino.

 Ilustración del artículo: Fotografía por Pedro M. Martínez ©

 

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