poemas por
Giovanni Alberto Martínez

 

… Por eso te amo cuando no te amo
y por eso te amo cuando te amo.

Pablo Neruda.

 

Estoy que te amo y no te amo
aquí entre peces y soles y asteroides
y ¡oh! la blancura del amor
que se teje y se desteje todo el día
como una red de caracoles.

Estoy que te amo por todos lados
y en todas partes
a la hora del sol y cuando caen los muertos
y cuando la música desdoblada en ti misma
hace madrugada en los días que están por venir.
Te amo esa lágrima y la mirada
por donde mi cuerpo ondea.
Te amo con tu cintura lista para la primavera
y desnuda como una cascada.
En abril o el resto del año te amo;
te amo tu creciente medialuna;
te amo tus tardes como esta con vaho;
te amo tu mismo amor… y tu alma
en que un incendio se hace el distraído.
Amarte en redondo mientras el fuego me acontece;
amar amarte en el paisaje de la burbuja en un puño;
amarte, ser campo, ser rebelde como los dientes,
al tiempo que las sinfonías casi transparentes
me hacen pretencioso.
Pero no salgo de tu boca ni de tus cabellos
para que este te amo
sea el verano en que las sombras manan.

Te amo y no te amo y estoy así
desde que me disuelvo.
No te amo porque amarte sería
un alfabeto alejándose del oído,
o una gacela arrojándose al aire desde el fondo.
No te amo porque no es mío
el momento de la luz y del equilibrio
y porque dar testimonio
de las caricias en mi misma mano
inundaría de selvas los callejones y las calles.
Si yo te amara rebozaría de serpientes mi cascabel
y también tendría un temblor de pez abandonado.
No amarte es no perderte ni perderme
ni ser al mismo tiempo el antílope y el león.
No te amo y si es que te amo habrá honduras y abismos
y cimas y montañas
y toda la espuma de un crepúsculo en el lago.

 

Sombra del mar del amor del mar

 

Sombra del mar del amor del mar:
Del amar entre amantes con la pólvora a punto,
con las almas flameando en combate transparente
de astros y meteoros y olas.
Hacer el amor sin usar los cuerpos.
Sudar la sal del mar
por los poros del espíritu.
Dialogar con los Ángeles argumentos de amor.
Dejar que el crepúsculo confeccione su estatua
y se vaya desgajando como naranja
sobre los cuerpos estáticos y las almas lascivas.
Hermosa manera de juntarse sobre la arena:
Pasar mis dedos por tu cabellera
y llevarme entre ellos los signos del zodiaco;
olerte húmeda de brillos ancestrales;
morderte la sincronía de tu piel con el durazno y
tocarte…
Tocarte…
Tocarte…
Pero solo lo invisible
dejarte en la espuma como una ramita
y verte zarpar
con el hipocampo y la gaviota.
Mirarte en tu cuna de agua
mientras te abrazo tu forma de ola,
mientras te retengo en mi espacio submarino…
Ahora eres mía, abrázame tú también,
acuéstame en tu hierba
y que sea tu sol el que destelle.
Dime las palabras del arrecife
esas frescas letras que producen las mareas,
tú sabes que mi faro dirá tu abecedario.
Ah, maravilla de las luces que pían mientras te tocan
flúyeme tócame siénteme
pero solo lo invisible.
Y cuando por fin los labios se estrangulen
se hundirán las estrellas en el agua.

 

Amiga

 

Tú, amiga, mediodía de gota
que entra por la boca,
amiga, cuerpo y sombra salvaje
que con reflejos de almizcle
entre espesuras de cuchilladas
te encuentras conmigo;
tú, amiga de los momentos
de envejecer y de morir
y de andar con el polvo
buscándose entre nosotros.
Amiga del tiempo en que brotó el árbol
amiga, amor mío,
oleada de frutos,
nube de sangre,
meseta donde me planto
y hundo el rocío de las estrellas inquietas.
Yo te divisé, amiga,
cuando mi vista de aceite
bajó de las tinieblas;
te contemplé ocupada con las
soledades submarinas
estabas como la espuma de un campanario
llena de la tinta de los sueños,
prófuga del A y el B inscritos en el frío;
te toqué tibia como un idioma
vibrante como un avispero,
te veía a contraluz, eras muy brillante
pero te fui adivinando:
A tiempo supe de tus cascadas
del vuelo de las aves de tus labios
del manar en fuego puro
como vidrio de tus ojos
del trigo y la ráfaga
abriéndose en tu risa.

Amiga, amor, mía en todo caso.
Amor mío, amiga del incendio
conciencia de los huesos
de la usura y los utensilios del tiempo,
compañera del milagro de estar
juntos vamos y nos habitamos
para que las uvas nazcan en nuestras manos.

 

Giovanni Alberto Martínez Cruz. Es un autor novel que desde temprana edad ha deseado participar en la creación literaria de manera profesional. Los poemas aquí publicados forman parte de su primer poemario titulado Sombra del mar del amor del mar, el cual aún se encuentra en proyecto de publicación.
Contactar con el autor: giovanni_gmc [at] hotmail[dot]com

  Ilustración poemas: Image by geralt from Pixabay [public domain]

 

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