relato por
Francisco Fernando Jara
E
s de conocimiento general que entre los padecimientos más comunes que sufren los pobladores de las grandes urbes se encuentran los trastornos del sueño. La apnea de sueño, el insomnio o el sonambulismo son algunas de las que se pueden catalogar como más frecuentes en el ámbito de las grandes ciudades.
De entre todas las enfermedades catalogadas por los psicólogos, psiquiatras y seudocientíficos aún no se ha podido determinar con exactitud cuál es la dolencia que sufren los habitantes del barrio de Prosperidad, dado que, según un observador vecino del barrio de Salamanca, estos habitantes están siempre ausentes, como si estuvieran dormidos. Desde el bar San José salió la replica a estas afirmaciones, Julio García le dio una visión diferente a dicha conjetura al confirmar que no es que los vecinos del barrio Prosperidad estén como dormidos, sino que estos mismos siempre están soñando.
Muchos dicen, sobre todo los concurrentes a la parroquia del bar San José, que fue una diablura de Nazario, quien, para competir con los demonios de los otros barrios vecinos, liberó en el barrio una nube de sueño que está al acecho de los viandantes distraídos y tiene el efecto de que a quien envuelve lo deja en un estado de somnolencia casi permanente. El mismo Nazario se dio cuenta de los efectos negativos que podría tener esta diablura para los vecinos, no solo por estar medio dormidos, sino también por las ensoñaciones que podrían tener en ese estado.
Con el fin de no causar algún daño a los transeúntes que caen a merced de esta diablura, trazó metodológicamente un plan estratégico, en donde la nube da un recorrido por el barrio de manera que la víctima del sonambulismo pasea sin ninguna característica que lo identifique, y así, como cualquier vecino, lo hace en un estado de ensoñación constante ajeno a su entorno y a sus tareas. El paseo que está trazado por las calles del barrio llega a su fin en la plaza de Prosperidad donde, en un banco de la misma, nuestro demonio territorial, escribió con una pintura imborrable la palabra «Realidad». Es allí donde los que caen bajos los efectos de la nube despiertan confundidos, alegres o atemorizados, dependiendo de la experiencia onírica que les haya tocado soñar.
Tal es el caso de Doña Consuelo Martínez quien un lunes salió de su casa para el mercado a las diez de la mañana y se la vio cerca de las dos de la tarde con el carro de la compra hasta arriba de barras de pan para hacer torrijas. Al llegar hasta el banco de la plaza se vio contrariada al darse cuenta de que mediaba el mes de septiembre.
La nube puede tener efectos tanto negativos como positivos para aquellos que guardan cierta relación con el carácter imaginario que siempre está asociado al mundo onírico, puede ser un aliciente dado que esta nube los lleva hasta los espacios más saludables de sus sueños. Para aquellos que viven inmersos en las realidades mundanas y superfluas, esta nube les enseña las tristes y amargas verdades en las que viven cotidianamente, convirtiéndose en pesadillas constantes.
Puede que para algunos científicos expertos en el tema el estado de los vecinos parezca algo inaudito, sin lógica y hasta peligroso, pero la verdad es que para la mayoría de los vecinos del barrio, que viven en la ensoñación continua, es un estado ideal. Este es un estado en donde casi siempre quieren estar, es aquí donde reviven gratos momentos, donde se reencuentran con personas de su pasado, donde viven aventuras extraordinarias.
Se cuenta el caso de Carlos Menéndez, quien siendo preso de esta nube, desempolvó las banderas y la bufanda del Atleti que aún guardaba de aquel glorioso año del 96 y estuvo durante más de una semana hablando de la magnífica temporada que había hecho su equipo. Sus compañeros de parroquia quisieron hacerle entrar en razón y la única solución que encontraron fue sentarlo en el banco de la realidad para que se enterase de que esa temporada el Atleti solo había quedado a mitad de tabla.
Otro de los casos más sonados, fue el de José Molina a quien los efectos del sueño lo llevaron a querer revivir los días de infancia en la que sus padres lo llevaban de paseo por el parque Eva Perón, en alguna oportunidad se lo vio por allí jugando en el arenero y compartiendo la merienda con otros niños. Fue casi imposible hacerles entender a los agentes de la autoridad que se trataba de un trastorno mental transitorio, aunque los médicos hubieran corroborado dicho estado.
Una atención especial requiere la historia de Soledad Solari, una joven que acababa de despedir a su novio que iba al extranjero en busca de una mejor vida para ambos; sucedió que aquel joven, víctima de un brutal accidente, murió. Y así, Soledad, sabiendo de la existencia de la nube de la ensoñación se dirigió voluntariamente hacia ella. Todos los días se viste con su vestido de domingo, sus zapatos nuevos y una flor en el pelo, y en la esquina de su casa espera a que pase la nube del sueño, en donde vuelve a revivir los momentos felices con ese amor que ya no está.
Muchos de sus allegados le han advertido que esta práctica regular puede traerle algún tipo de trastorno, que con el tiempo puede hacerle perder el raciocinio, pero Soledad ha elegido vivir en ese mundo de sueños a dar por finalizado un amor que quedó en el tiempo.
Se ha querido probar que el repetido ejercicio de esta práctica ha supuesto alguna alteración en sus facultades mentales, pero no es así. Ella ha elegido seguir viviendo en ese sueño de final feliz, antes de darse por vencida a la cruda realidad.
Puede que los viandantes comunes que circulan por allí no entiendan este estado, puede que los científicos del barrio Salamanca estén trabajando arduamente en este tema, y hasta que las diferentes agrupaciones racionalistas no den crédito a la leyenda que circula por el barrio. Pero lo cierto es que todos los que, ajenos a esta ensoñación, vemos pasar a los vecinos sumergidos en la nube de sueños, padecemos íntimamente una envidia secreta. No es que nos sea imposible entender ese estado, en algún momento de nuestra vida lo hemos sufrido o disfrutado, hemos estado a merced de una ilusión onírica que nos ha llevado hasta las más remotas fronteras de nuestra imaginación, y allí hemos gozado viviendo un sueño de alegría y felicidad y, en muchas otras ocasiones, también nos hemos enfrentado a las terribles pesadillas que nos han dejado una amarga sensación de angustia y, aunque estas sean las menos nombradas entre los vecinos del barrio, son también parte de nuestros sueños que también se disuelven en el banco de la realidad.
Por eso, no podemos dejar de lado la esperanza de que en algún momento, la nube que Nazario liberó, nos alcance, bucear dentro de ella, y disfrutar momentáneamente de ese sueño que tan felices nos hace, aunque irremediablemente despertemos en un banco de realidad.
Francisco Fernando Jara López. Nacido en Buenos Aires capital federal de argentina en 1977. Cursando en la Universidad de Buenos Aires estudios de Historia, se traslada a España en el año 2003, donde reanuda sus estudios de Historia e Historia del Arte, complementando estos estudios con cursos adicionales en escuela de escritores y diversas tareas creativas.
Es autor de Pasiones, olvidos y contradicciones en el barrio de Prosperidad, un libro de relatos (al que pertenece el publicado en esta página) que comenta el día a día de un barrio de la ciudad de Madrid. En cada uno de estos relatos se viven situaciones que van de lo real a lo mágico de lo increíble a lo cotidiano. En su mayoría, los relatos están ambientados en el Bar San José, local de existencia imaginaria, donde se reúne un grupo de personas que continuamente están debatiendo por temas de profundo contenido metafísico y ético. En cada uno de los relatos se narran historias que se desarrollan en la inmediaciones del barrio de Prosperidad; en cada una de estas historias encontramos diferentes escenarios que nos ubican en una situación familiar, la cual concluye con una metáfora de la vida común. Entre todos los personajes destaca la aparición de Nazario, que ejerce de hilo conductor y que une la mayoría de los relatos y sucesos, así como también a todos los personajes que se nombran en los relatos.
Contactar con el autor: maxieuro [at] hotmail [dot] com
👁 LEE otro relato del autor:
La esquina del olvido en el barrio de Prosperidad
🖼️ Ilustración relato: REM-søvn, By Lorenza Walker (Own work) [CC BY-SA 4.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], via Wikimedia Commons.
Revista Almiar – n.º 82 / septiembre-octubre de 2015 – MARGEN CERO™
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