relato por
Jorge H. Ruiz Reynaga

 

E

n los últimos semestres de mi licenciatura existen materias que puedes elegir de manera optativa. Sin importar en qué carrera estés, puedes tomar una clase de otra licenciatura, siempre y cuando la clase la dé la misma universidad. Tuve un problema, las materias que me interesaban no combinaban con mi horario, así que elegí otra alternativa y decidí inscribirme a una en la Facultad de Derecho en la que fuera fácil pasar y no tuviera problemas. Tomé «Taller de redacción y disertación jurídica», es una materia de primer semestre. La clase era de ocho a nueve de la noche con un maestro que nos hacía saber cada día que nosotros no sabíamos leer ni escribir. Tan niños nos hacía sentir que una de sus primeras tareas fue escribir en una cuartilla porqué estábamos en la carrera de Derecho. Ese tipo de tareas me divierten, así que empecé escribiendo.

Porqué estoy en la facultad de derecho

Hace tres años conocí en un taller de filosofía a Alondra, salimos, no funcionó y lo dejamos. Ella estudiaba Derecho y es católica. Yo estudio en la Facultad de Humanidades y a la religión no me acerco. Pasó un año y volvimos a coincidir en un concierto de jazz, como buenos jóvenes creímos que podría funcionar, comenzamos a salir de nueva cuenta, solíamos quedarnos de ver en plazas, fuera de las iglesias y caminábamos hacia su Facultad, conversábamos cada uno de lo que le interesaba, lo cual era totalmente diferente uno del otro. Creo que quien dice que polos opuestos se atraen no salía mucho.

Alondra me hablaba de lo que sentía cuando oraba y de San francisco y su «Señor, hazme instrumento de tu paz» mientras yo le hablaba de Hobbes y su Homo homini lupus y de robar cosas por diversión. No nos entendíamos muy bien pero seguíamos disfrutando de las diferencias del otro y sorprendiéndonos para bien o para mal de nuestra forma distinta de pensar. Sólo era cuestión de tiempo para que uno de los dos se diera cuenta que eso no podía seguir funcionando. Así fue, ella se espantó por la manera en que se estaba desarrollando lo nuestro y decidió alejarse. Para cuando Alondra me cortó yo estaba embobado e inclusive bebía menos, supongo ella me cambió un poco. En esa época reaccione como cualquier persona de mi edad reaccionaría. Entristecido no podía pasar por los lugares donde la recordaba, ni las iglesias, ni escuchar acerca de santos o Dios. Me alojé en la diversión nocturna que para ese entonces la tenía muy descuidada pero no tardé en volverme a acoplar, eso siempre está ahí. Así pasaron unos meses hasta que logré retomar el equilibrio que había conseguido, volví a poner atención a mis clases y ya no me desvelaba tanto. La lectura siempre ayuda.

¿Por qué estoy en la Facultad de Derecho?, pregunta usted. Pues sólo para ver si ya no me afecta el hecho de pasar por la facultad donde ella estudiaba.

 

texto relato Jorge Humberto Ruiz Reynaga

Jorge Humberto Ruiz Reynaga. Es estudiante de Historia en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UASLP, profesor de clases de regularización con mención honorífica en concurso de relatos cortos por parte de la Universidad Autónoma de San Luis, Potosí.

Contactar con el autor: jokutra [at] gmail.com

 

 Ilustración relato: Mural historia del libro, Fernwer, Public domain, via Wikimedia Commons

biblioteca relato Jorge Humberto Ruiz Reynaga

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Revista Almiarn.º 82 | septiembre-octubre de 2015 – 
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