texto teatral por
Manuel Salinas Salinas

 

Daniela y Raúl, una pareja de mediana edad, entran violentamente en la habitación, besándose apasionadamente. Tropiezan los muebles en su recorrido hacia la cama. Sin dejar de besarse, se desnudan y se tumban en posición de misionero. Ansioso, el hombre la penetra y comienza un fogoso vaivén sexual. Ella los disfruta. Un velo y una tenue luz impide al público ver con detalle el acto.

 

DANIELA:         Dime un trabalenguas (el hombre no escucha). ¡Anda, dime un trabalenguas! Un trabalenguitas, por favor.

RAÚL:              ¿Cómo?

DANIELA:        Un trabalenguas… Que me digas un trabalenguas.

Raúl detiene su movimiento pélvico.

DANIELA:         (extasiada) ¡No te pares! (lo empuja con las manos para que continúe).

Raùl reinicia su meneo.

RAÚL:              ¿Cómo que un trabalenguas?

DANIELA:         ¿No sabes lo qué es un trabalenguas?

RAÚL:              Sí, pero,… ¿ahora?

DANIELA:         ¡Sí, dale!

Raúl se esfuerza en penetrarla con más fuerza.

DANIELA:         ¿Y entonces?

RAÚL:              Ujúm…

DANIELA:         ¡El trabalenguas!

RAÚL:              ¿No te gusta cómo te lo hago?

DANIELA:         Sí, pero me va a gustar más con el trabalenguas.

RAÚL:              Olvídate del trabalenguas.

DANIELA:         ¡No! ¡Dímelo!

RAÚL:              No me sé ninguno.

Daniela pierde la excitación. Se detiene, empujando a Raúl.

DANIELA:         ¿No te sabes ningún trabalenguas? ¡Párate y vete!

Raúl se resiste.

RAÚL:              (confundido) No, ya va. ¿Qué pasa? ¿Cómo vas a pedirme un trabalenguas ahora? Estamos…

DANIELA:         ¡Lo necesito!

RAÚL:              ¿De verdad?

DANIELA:         Sí.

Daniela baja de un empujón a Raúl, quien cae boca arriba. Ella se monta encima y comienza a menearse sensualmente.

DANIELA:         Dale, dime un trabalenguas.

RAÚL:              Está bien. Allá en la fuente había un chorrito, se hacía grandote…

DANIELA:         ¡Eso no es un trabalenguas!

RAÚL:              ¿Y no sirve?

DANIELA:         ¡No, tiene que ser un trabalenguas!

RAÚL:              Entiendo.

DANIELA:         ¿Lo vas a decir, sí o no?

RAÚL:              ¡Ya va! No es fácil.

DANIELA:         ¡Concéntrate, pues!

RAÚL:              (meneándose) Aserrín, aserrán, los maderos de San Juan, piden queso y les dan hueso, pide…

Daniela se sacude rabiosa.

DANIELA:         ¡Coño, eso tampoco es un trabalenguas! ¿Tú eres gafo? ¿No te sabes ni un pinche trabalenguas?

RAÚL:              ¡Pero, no me acuerdo, chica! ¿No te sirve una canción? Mira, yo me sé una que dice (canta) «Por debajo de la mesa, acaricio tu rodilla y bebo sorbo a sorbo tu mirada angelical y respiro de tu boca…».

DANIELA:         ¡No, yo no quiero una canción, quiero un traba…

RAÚL:              (ansioso) ¡Una difícil, pues! ¿No prefieres? ¿Ah? (canta) «Aserejé, ja dejé dejebe tude jebere, sebiunouba majai an de bugui an de buididipí…».

DANIELA:         ¡Quiero un trabalenguas! ¡Un trabalenguas!

RAÚL:              ¡Está bien, vale! Pero, ten un poco de compasión, que no es cualquier cosa lo que me estás pidiendo. Además… (apenado baja la cabeza)

DANIELA:         ¡¿Además qué?!  ¿Ah?

RAÚL:              (apenado) Además,… se me está bajando…

DANIELA:         ¿Se te está bajando?

RAÚL:              No puedo así…

DANIELA:         ¡Pues, vas a poder!

Daniela se levanta y le practica una felatio a Raúl, quien se va excitando poco a poco.

RAÚL:              (notablemente excitado) Tres tristes tigres tragaban trigo…

DANIELA:         (alegre) ¡Ajá! Así… Sigue… (continúa la felatio)

RAÚL:              Tres tristes tigres tragaban trigo en tres tristes trastos…

Daniela deja atrás la felatio y asume con Raúl la posición de perrito. El zarandeo comienza con fuerza.

DANIELA:         ¡Vamos! ¡Dilo completo! ¡No pares!

RAÚL:              Tres tristes tigres tragaban trigo en tres tristes trastos, en tres…

Daniela gime extasiada.

DANIELA:         ¡Dame nalgadas!

Raúl obedece. Gime con gozo.

DANIELA:         ¡Pero sigue! ¡Anda! ¡Duro!

RAÚL:              … tres tristes trastos…

DANIELA:         ¡No! ¡Desde arriba, coño!

RAÚL:              Tres tristes trigues tragaban tigro en tres…

Rabiosa, Daniela se detiene abruptamente.

DANIELA:         ¿Tres tristes trigues tragaban tigro?

Raúl se lamenta, apenado.

RAÚL:              Me equivoqué, vale. ¿Qué quieres? ¡Yo no soy de palo!

DANIELA:         (molesta) ¡Así no voy a acabar nunca!

RAÚL:              ¡Empecinada con eso del trabalenguas, no! ¿Tú no puedes tener sexo como la gente normal?

DANIELA:         ¿Me estás diciendo anormal?

RAÚL:              ¡Coño, me estás pidiendo un trabalenguas en pleno sexo! ¿Te parece normal?

DANIELA:         ¿Y si te pidiera que me orinaras encima? ¿Ah? ¿O te pidiera que lo hiciéramos en la morgue, o clavándote agujas en los testículos, o disfrazado de monstruo, o con arañas encima, o con un enema metido en el culo, o con rottweiler encima, o en un vagón del metro? ¿Dirías que soy anormal? ¡Solo te estoy pidiendo un trabalenguas! ¿No puedes satisfacerme? ¿Es tan difícil eso? ¿Tan extraño?

RAÚL:              (apenado) Es… es… es que el de los tres tristes trigues es muy difícil…

DANIELA:         ¿Te sabes otro?

RAÚL:              Creo que sí…

DANIELA:         A ver…

RAÚL:              El del coco…

DANIELA:         Ese es chévere. Y creo que es fácil. Vamos, dímelo…

Raúl se dispone a reiniciar el sexo, pero Daniela lo detiene.

DANIELA:         No, primero solito. Tú puedes. 

RAÚL:              Está bien. (cierra los ojos para concentrarse) El que poco coco come…

DANIELA:         (emocionada) ¡Ajá! Buen comienzo. Continúa…

RAÚL:              … poco coco compra….

DANIELA:         (excitada) Rico…

RAÚL:              … el que con poca capa se tapa…

DANIELA:         (excitada) No te pares…

RAÚL:              (vacilante) el que con poca capa se tapa… (piensa) …el que con poca capa de tapa… 

DANIELA:         (perdiendo la excitación) ¡¿Qué pasa?! ¡Dale!

Raúl se desploma desanimado.

RAÚL:              No me acuerdo del resto.

Iracunda, Daniela se levanta.

DANIELA:         ¡¿Entonces?! ¿Me vas a dejar así? ¿A medio camino? ¿Eres tan poco hombre? No sé que tanto te puede costar hacer esto. ¡Repite!

RAÚL:              ¡No! ¡Pero, ¿de verdad que no puedes tener un orgasmo sin el maldito trabalenguas?!

DANIELA:         ¡Repite! Parra tenía una perra…

RAÚL:              ¡Coño, no! ¡Esa es muy difícil!

DANIELA:         Parra tenía una perra y Guerra tenía una parra…

RAÚL:              Parra tenía una perra y Guerra tenía una parra…

DANIELA:         … pero la perra de Parra rompió la parra de Guerra…

RAÚL:              … pero la perra de Parra rompió la parra de Guerra…

Daniela se va excitando poco a poco, tendiéndose boca arriba con las piernas abiertas.

DANIELA:         … y entonces Guerra, con la porra, le pegó a la perra de Parra.

RAÚL:              … y entonces Guerra, con la porra, le pegó a la perra de Parra.

DANIELA:        (extasiada, acariciando su cuerpo) Así se hace, campeón… ¡Ven!

Raúl se tumba sobre Daniela en posición de misionero.

DANIELA:         Oiga compadre Guerra, ¿por qué le pega a la perra con la porra?

RAÚL:              Oiga compadre Guerra, ¿por qué le pega a la perra con la porra?

DANIELA:         ¡Eso!… Penétrame, tigre…

Raúl la penetra y reinicia el vaivén.

DANIELA:         Porque si la perra de Parra no hubiera roto la parra de Guerra…

RAÚL:              Porque si la perra de Parra no hubiera roto la parra de Guerra…

DANIELA:         Guerra no le hubiera pegado a la perra de Parra.

RAÚL:              Guerra no le hubiera pegado a la perra de Parra.

Violentamente, Daniela da un giro quedando sobre un sorprendido Raúl.

DANIELA:         ¡Ahora tú! Sin ayuda.

RAÚL:              ¿Sin ayuda? Pero,… si apenas…

Daniela se contonea con salvaje excitación.

DANIELA:         ¡Dale!

Raúl trata de concentrarse, apretándose las sienes.

RAÚL:              Parra tenía una perra y Guerra tenía una parra…

Daniela gime; intensifica su golpeteo pélvico.

RAÚL:              … pero… la perra de Parra… rompió la parra de Guerra…

Daniela cada vez más extasiada, golpea el pecho de Raúl.

DANIELA:        … y entonces Guerra con la porra…

RAÚL:              ¡Le pegó a la perra de Parra!

Daniela llega a un estado máximo de excitación sexual. Se mueve sobre Raúl como si fuera un caballo salvaje. El hombre se alarma.

DANIELA:        Oiga compadre Guerra, ¿por qué le pega a la perra con la porra?

RAÚL:              Ya va…

DANIELA:        Porque si la perra de Parra, no le hubiera roto la parra de Guerra…

Raúl se retuerce angustiado.

RAÚL:              Suavecito, chama… por favor….

DANIELA:        ¿Guerra no le hubiera pegado…?

Raúl resopla nervioso.

RAÚL:             Vamos a cambiar de posición, por favor… te lo ruego.

DANIELA:        ¡¿Guerra no le hubiera pegado…?!

RAÚL:              ¡A la perra de Parra! ¡A la perra de Parra! ¡A la perra de Parra!

DANIELA:        ¡Oggghhh, eres el mejor! ¡Ahora, desde el comienzo!

RAÚL:              ¡Coño!

DANIELA:        ¡Vamos, bestia! ¡Pégame del techo con tu trabalenguas!

RAÚL:              Despacito… (resopla)

Raúl trata de separarse, pero Daniela se lo impide.

DANIELA:        No te pares, me tienes a punto…

RAÚL:              Parra tenía una perra y Guerra tenía una parra; pero la perra… (vacila) la perra… la perra de Parra rompió la parra de Guerra…

DANIELA:         ¡Sí! ¡Así, así, así! ¡Sigue!

RAÚL:              ¡Me voy!

DANIELA:         (suplica) ¡No, todavía no! ¡Dale más duro!

RAÚL:              Parra tenía una perra y Guerra tenía una parra; pero la perra… la perra de Parra rompió la parra de Guerra y entonces Guerra con la porra le pego a la perra de Parra…

DANIELA:         ¡Sigue! ¡Sigue! ¡Sigue!

RAÚL:              (en pánico) ¡No puedo! ¡Estoy a punto de…!

DANIELA:         ¡Sí puedes! ¡Vamos!

RAÚL:              ¡Oiga compadre Guerra! (se contorsiona con dolor) ¿Por qué le pega…? ¿… por qué le pega a la… perra de parra con la porra?

Raúl no logra contenerse, sufre un potente orgasmo que lo obliga a derrumbarse en la cama, jadeando de satisfacción. Daniela se levanta, colérica.

DANIELA:         (recriminándole) ¡Porque si la perra de Parra no le hubiera roto la parra de Guerra, Guerra no le hubiera pegado a la perra de Parra!

Daniela sale de la habitación, batiendo la puerta con fuerza. Raúl se sienta, pensativo.

RAÚL:              (lamentándose) ¡Coño, le hubiese dicho esa! El Arzobispo de constantinopla se quiere desarzobispoconstantinopolizar el primero que lo desarzobispoconstantinopolice buen desarzobispoconstantinopolizador será.

Raúl toma una sábana y la enrolla en su cuerpo, corre hacía la puerta y la abre.

RAÚL:              (grita) ¡Épale! ¡No te vayas! ¿Te sabes la del arzobispo de Constantinopla? ¡Esa sí me la sé! ¡Anda! ¡Regresa!

 

Telón.

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Manuel Salinas Salinas
Manuel Salinas Salinas. 
Caracas, 1975. Antropólogo de profesión y escritor por oficio. Se ha desempeñado como guionista de programas educativos para radio y televisión en Venezuela. También ha incursionado en la dramaturgia infantil y en la escritura para cine.

 

   Contactar con el autor: manuelsalinass [at] gmail.com


Ilustración: Fotografía por bubulina65 / Pixabay [public domain]

 

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Revista Almiarn.º 94 | septiembre-octubre de 2017 – MARGEN CERO™

 

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