Maneras de vivir
políticamente incorrecto con Paco Mir
entrevista por
Carlos Díaz
P
aco Mir es actor, director, guionista, dibujante y productor. Se dio a conocer por formar parte de El Tricicle. En solitario ha adaptado y dirigido obras tan diferentes como La cena de los idiotas, Por delante y por detrás, Spamalot, de los Monthy Pitón, o la ópera Candide. Ha escrito tres obras: No es tan fácil, ¿Conoces a Prosinečki? y Roma. Y en cine ha dirigido Lo mejor que le puede pasar a un cruasán. Curiosamente dibujó para el TBO y El Jueves.
En lo personal le gustaría sentarse con Jardiel Poncela para saber si aquellas míticas tertulias eran realmente míticas. Para alegrarse el día le sirve la canción Twist and Shout. Se considera un pesado, que no para de hacer cosas y que no tiene tiempo para ver todo lo que hace.
Y ahora, 15 años después, Paco Mir recupera su primer éxito en la dirección con Políticament incorrecte en el teatro Condal.
—Políticamente incorrecto es una expresión muy usada ya desde hace muchos años. ¿Se lo debemos al estreno de esta obra en nuestro país?
—Supongo que no. Hace 15 años esta expresión empezó a ser famosa a través de los americanos. Esta doble moral de lo que hacemos y de lo que nos parece correcto. De todos modos, hace 15 años la obra estuvo dos años en cartel. Así que alguna cosa sí que hizo.
—Teniendo en cuenta los tiempos que corren, ¿no somos demasiado políticamente correctos?
—Pues demasiado. Hay muchísimas cosas que da miedo decirlas y hacerlas por el qué dirán. Incluso en círculos pequeños. El humor tiene que romper estas fronteras.
—¿Tú lo eres?
—Pues… intento ser educado.
—A veces por querer ser educados no decimos todo lo que queremos.
—Sí, pero se puede ser políticamente incorrecto y ser educado al mismo tiempo. La educación es un suavizante de la vida social.
—Si vas a ver una obra de un compañero tuyo y no te gusta ¿eres capaz de decirle educadamente que aquello no te gusta?
—Una mentira piadosa nunca está de más. (Ríe) Ya lo decía Leonardo da Vinci: cuando mis amigos son tuertos, los miro de perfil. Siempre hay que buscar el lado bueno de las cosas.
—Casi cinco millones de parados y nadie hace nada, aparte de subirnos los impuestos. ¿Nos han puesto dormidina en la comida y no nos hemos enterado?
—Es la gran pregunta que se hace todo el mundo. ¿Cómo es que no está la gente en la calle pidiendo que las cosas se solucionen? Dicen que hay parados pero que también hay mucha economía sumergida. La teoría de la dormidina hay que estudiarla.
—Te ríes cuando te sorprenden y lloras cuando descubres injusticias injustificables. Paco ¿por qué la justicia es tan injusta en España?
—Por una leyes atávicas que se han quedado completamente trasnochadas. Lo primero que habría que hacer es cambiar las leyes y ponerlas al día. No sé qué oscuros intereses hay para no cambiarlas.
—Vamos a ponernos optimistas ¿qué es lo mejor que tenemos en nuestro presente?
—La vida. Gracias a la vida que me ha dado tanto… (Ríe). Lo que decían los Monty Python: Siempre hay que buscar el lado positivo de la vida.
—¿Puedes decir gracias a la vida que me ha dado tanto?
—Yo si me comparo con otros… la envidia es muy mala. (Ríe) La vida me ha dado mucho. Lo mejor que me ha dado es que me permite disfrutar haciendo cosas que a veces me pagan y otras no. Tengo ilusiones que muchas veces veo cumplidas.
—¿A qué te refieres con que a veces te pagan y otras no te pagan? No parece que tengas que hacer muchas cosas por la patilla.
—Yo hago muchas cosas por la patilla para amigos o porque no hay presupuesto y me apetece hacerlas para cambiar. Por ejemplo, una entrega de premios o un concierto de zarzuela en navidad. Afortunadamente tengo mi sueldo fijo cada mes que me permite meterme en historias paralelas sin correr peligro.
—La obra se ríe de la gente que tiene poder y Paco Mir ¿de qué se ríe?
—(Se lo piensa) Me río poco porque tengo un carácter poco risueño. Me río por dentro. Además tengo el defecto de que siempre estoy estudiando cómo lo han hecho, cómo han conseguido la técnica para hacer reír. Con quien más me río es con Pepín Tré porque tiene unas historias donde la sorpresa es un ingrediente básico.
—Tienes que ser un malísimo espectador para ir a ver una comedia.
—Soy horroroso. Me puede gustar pero permanezco con cara de palo. Como espectador soy de los peores.
—Has afirmado que tienes la desgracia de ser perfeccionista y, por ello, permanentemente insatisfecho.
—En una obra siempre se puede mejorar. Siempre cambio algo. Las obras se desajustan. Es como si Velázquez tuviera que ir cada semana al Prado para retocar Las Meninas.
—La historia se desarrolla en una suite de un hotel donde un ministro planea pasar la noche con una diputada de la oposición, poniéndole los cuernos a su mujer. Cada día se airean cuernos de todo tipo de artistas, pero no ocurre lo mismo ni con políticos ni con personas del ámbito de la religión. ¿Hay censura… miedo a perder el puesto de trabajo?
—Imagino que sí. Los actores tenemos muy poco poder. Es una censura no dicha pero real. La prensa es manipuladora. Sólo con un titular puedes decantar a la gente a un lado u otro.
—¿Qué titular darías tú para que la gente fuera a ver Políticament incorrecte?
—Es una pregunta con truco porque todo el mundo quiere vender su obra de la mejor manera posible. Tenemos un equipo de actores de primera fila que están interpretando papeles que no les corresponderían por su categoría. Tenemos un producto en el que la risa es una garantía. Es una buena manera de amortizar el dinero que cuesta ir al teatro.
—Más que un titular has hecho un comentario de texto. Me quedo con la frase: «La risa es una garantía». La obra es un vodevil donde no falta un muerto, puertas que se abren y se cierran y múltiples equívocos. ¿Qué es lo más rocambolesco o comprometido que recuerdas haber vivido?
—He tenido dos amenazas de bomba o incendio en Boston y Londres, de esas con todo el mundo en la calle con pijama.
—Los únicos actores que repiten quince años después son Montse Puga y Pep Ferrer, protagonista de la obra. Curiosamente Pep se parece físicamente al presidente Mariano Rajoy.
—De lejos sí tiene un cierto parecido. No intentamos en ningún momento hacer una parodia de Rajoy. Es un grandísimo actor que tiene la presencia y seguridad para hacer el papel de ministro.
—La gran mayoría del público va a ver Políticament incorrecte por los actores o por el director, no porque la escribiera Ray Cooney.
—Es cierto que Ray Cooney es un gran autor pero su nombre no dice mucho al gran público. Pero ésta es una de esas obras que funciona por el boca a boca.
—¿Por qué los directores no insisten más a las productoras para que se realicen obras de autores contemporáneos y/o noveles, incluso dando prioridad a los de nuestro país? Todos sabemos que hay muchos y muy buenos. Y más aún en tu caso que también escribes.
—Creo que estamos en un buen momento para los autores españoles gracias al crecimiento de las campañas alternativas o la propuesta del T6 del Teatre Nacional de Catalunya. Lo que pasa es que muchos autores hacen obras, entre comillas, intelectuales o pretenciosas, poco comerciales, y no tienen lugar en los teatros donde hay que hacer una recaudación importante para poder pagar los gastos del teatro.
En mi caso tengo un poco de vergüenza, reparo, de hacer obras mías. Es una tontería pero… ¿y si no sale bien? Es curioso porque hay otras obras que no son tuyas que las retocas tanto que te acabas creyendo que son tuyas.
—¿Te da miedo correr riesgos?
—Un artista siempre está expuesto a que le den palos. A un fontanero no le pasa esto. Hace un trabajo malo, se va y ya está. Un artista está todo el día siendo juzgado.
—¿Qué autor contemporáneo crees que pasará a la historia?
—La historia está llena de gente muy buena que ya nadie se acuerda de quién es. Fíjate que Jardiel Poncela prácticamente nadie sabe quién es. La vida está llena de buenísimos artistas que han pasado al olvido completamente.
—¿A ti quién te gustaría que pasara a la historia?
—Michael Frayn, autor de Pel davant i pel darrera. Y de españoles por ejemplo Jordi Galcerán. Pero vete tú a saber si alguien se acordará de nosotros cuando estemos muertos.
—¿Crees que pasarás a la historia?
—Yo pasaré a la historia por Tricicle. Cualquier persona que está en Youtube con tantas entradas como tenemos nosotros ya forma parte de la historia.
—Eso es por lo que tú crees que pasarás a la historia, pero ¿cómo te gustaría que se recordara a Paco Mir?
—Como hombre que hacía cosas. Como un intérprete del humor en todas sus facetas.
—Respecto a la ópera Candide, de Leonard Bernstein, sorprende no verla en el Liceo.
—Dijeron que querían verla pero se les pasó el estreno. Ahora tienen una nueva oportunidad de verla porque se reestrena en los Teatros Del Canal de Madrid. Pero no creo que sea el mejor momento del Liceo para hacer producciones. Están cerrando y haciendo eres.
—Como director ¿consideras que arriesgas?
—(Duda) No, no soy rompedor como director. Pero a veces no hay por qué serlo. A veces lo más rompedor es ser clásico. Ya cuesta mucho hacer las cosas bien hechas como quiso hacerlas el autor. No por cambiar de época una obra eres más moderno. Sobre todo en el humor no se puede ser muy rompedor. No existe el humor de vanguardia. Hacer reír es tradicional.
—Del teatro te irritan los actores que no están siempre dentro del personaje, los que son poco generosos, el querer aparentar, los que no dan siempre el cien por cien, los que no respetan al público… ¿Y qué te irrita de tus colegas directores?
—La pretensión. La falta de rigor a la hora de entender el humor. Hay directores que no están acostumbrados a hacer humor y cogen piezas de humor y no les dan la importancia que tienen. Lo que más me molesta de los directores es la falta de lógica, que los movimientos escénicos no tengan una lógica natural.
—¿Qué te irrita de ti mismo como director?
—Yo antes era más inflexible con los actores. Venía con la lección demasiado aprendida y ahora poco a poco voy dando un poco más de cuerda larga a los actores.
—¿Y como persona?
—Irritar, irritar, no me irrito mucho. Me caigo bastante bien.
—Reconoces ser poco sociable. ¿Cómo se lleva siendo un personaje público?
—Hay una cosa que se llama educación. Soy educado pero no social, no soy de grandes masas.
—Los fans acérrimos de El Tricicle no me perdonarían que no te preguntase por el trío. Estáis ensayando la nueva obra. ¿Puedes adelantar algo?
—Lo más concreto que te puedo decir es que se va estrenar en mayo en Alicante.
—En todas las familias hay momentos de crisis, en algún momento Tricicle se pudo convertir en bicicle o monocicle?
—Así, fuerte, fuerte, fuerte, no.
—Entonces a lo suave, suave, sí.
—Los tres en algún momento hemos pensado: Basta, hasta aquí hemos llegado. Pero el plato bueno de la balanza siempre pesa más que el plato malo.
—Y cuando las musas no han aparecido ¿os habéis planteado pasaros al teatro de texto?
—Nunca, porque no lo haríamos bien.
Muchas gracias Paco Mir por no ser políticamente correcto.
CARLOS DÍAZ fue finalista como mejor actor en el Premio Espectador de la Revista Teatre Bcn por el personaje de Sra. Lucia en la obra Una Noche de Ópera, de La Cubana y Premio Ondas por el programa Tarde de Todos, en Onda Rambla. Ha trabajado en numerosas obras de teatro: Grupo de teatro La Cubana: Una Noche de Ópera (Dir. Jordi Milán); Las Tres Hermanas, de Anton Chejov (Dir. Jordi Oliver); Pigmalión, de Bernard Shaw (Dir. Nancy Tuñón); Romeo y Julieta, de William Shakespeare (Dir. Nancy Tuñón); cine: Va a ser que nadie es perfecto (Dir. Joaquín Oristrell); Agujeros (Dir. Jan Latussek); Impedimentos (Dir. Doménech Gibert); televisión: Serie El Show de Cándido, en La Sexta; serie Hospital Central, en Tele 5 y serie Lobos, en Antena 3 Televisión, entre otros títulos. Dirigiendo y presentando el programa Contigo en la Tarde fue líder de audiencia en la programación de SomosRadio.
🔗 WEB DEL AUTOR: http://carlosdiazactor.es/
🖼️ Ilustración: Tricicle, por Ivan bea, CC0, via Wikimedia Commons.
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