entrevista por
Carlos Díaz
Alfredo Sanzol cuenta con una quincena de obras como director y autor. Incluso formó su propia compañía teatral (Producciones del Callao). Entre otros ha sido alumno de Eduardo Vasco y ayudante de dirección de Gerardo Vera en el Centro Dramático Nacional. Es digno heredero de Berlanga, Mihura, Ionesco, Pinter y contemporáneo de Ricky Gervais, Woody Allen o Jim Carrey. Actualmente, en el festival GREC 2011, presenta Días Estupendos, en La Villarroel. Dieciséis historias en las que cada actor asume varios personajes, distintas caras que nos hacen decirle a alguien eso de «no me lo esperaba de ti» o «no te reconozco».
—En el año 99 se reconoció tu trabajo siendo nominado en los premios Max por Como los griegos como mejor espectáculo revelación. ¿Se ha hecho largo el camino?
—El camino no ha hecho más que comenzar. Como dice el latinajo: Ars longa, vita brevis. El arte (la ciencia) es duradero pero la vida es breve. Yo me noto casi como un recién llegado.
—Si Beckett inventó la tragicomedia moderna y se anticipó a su tiempo, ¿qué te gustaría que dijeran de tu trabajo en un futuro lejano?
—No lo he pensado nunca. Mmm… De mi trabajo me gustaría que al volver a leerlo, a verlo, siguiera diciendo algo, que no esté muerto.
—Días estupendos narra historias extremas ambientadas durante las vacaciones. ¿Qué es lo más rocambolesco que te ha ocurrido en el período estival?
—Me acuerdo un verano que volvía de París y perdí un TGV de alta velocidad y por no pasar noche allí, empecé a coger trenes regionales y tardé veinte horas en llegar a Pamplona.
—El montaje tiene mucho de autobiográfico. Uno de los momentos más cómicos es cuando se habla de sexo con un melón. ¿Esa parte también es autobiográfica?
—Un amigo lo vio en una peli porno. Se indignó mucho y a mí me hizo muchísima gracia. Lo que hay de autobiográfico no es tanto la anécdota como el sentimiento, la emoción.
—¿Qué tiene que tener un día para que sea estupendo para Alfredo Sanzol?
—Estar a gusto con la gente que quiero.
—¿Cuál dirías que ha sido el día más estupendo de tu vida?
—El más impresionante fue el día que nació mi hijo.
—Dicen que tienes oído para el habla popular. El habla popular se ha materializado con los indignados. ¿Qué opinas respecto a ellos o al movimiento?
—Me encanta. Me dio mucho subidón porque creo que la sociedad civil española estaba dormida, me incluyo. Estaban pasando muchas cosas incomprensibles y no estábamos pidiendo cuentas.
—Alfredo, ¿por qué te movilizarías?
—Un ser humano tiene derecho a una vivienda digna, educación, sanidad y un trabajo. Y esas cuatro cosas son fundamentales para poder vivir. Además de que nos estamos cargando directamente un planeta.
—En la obra se menciona a ETA, ¿te lo pensaste antes de incluir esa parte del texto?
—Personajes etarras en mis obras están desde los inicios, desde Cous-cous y churros. Es algo que llevo viviendo desde que nací. Tengo treinta y ocho años y esa realidad sigue estando presente. Para mi la ETA es como un paisaje. Es algo tan extremo, que ha producido tanto sufrimiento, que no lo puedes obviar.
—Cabe destacar la homogeneidad en la interpretación de cinco actores aún no excesivamente mediáticos. ¿Te pasará como a otros compañeros de profesión que una vez ya tenéis nombre sólo trabajáis con actores con nombre?
—Hay mucha presión para que lo hagas. Lo que hemos creado con mi compañía lo hemos creado todos a lo largo de muchos años. Lo que me interesa del trabajo con los actores es la continuidad. Si yo empiezo a trabajar con un actor con nombre es porque luego me gustaría desarrollar una continuidad con él. Al productor lo que le va a gustar es que tiene nombre. A mí lo que me va a gustar es que es un buen actor con o sin nombre. Nunca he sido mitómano. De hecho no entiendo la mitomanía. Lo que sí entiendo es que el público vaya al teatro a ver un actor porque es un buen actor, no simplemente porque sale en la tele.
—Esta obra completa una trilogía —formada también por Risas y destrucción y Sí, pero no lo soy— en torno a la búsqueda de la identidad. Has afirmado: «No creo que mi yo, mi identidad, sea algo inamovible, sino que está en constante cambio. Si me dicen algo que hice hace una década, seguro que ni me reconozco en esos actos». ¿Te arrepientes de algo de lo vivido?
—Sí. Te tropiezas muchas veces. El problema es: ¿se puede aprender sin arrepentirse, sin tropezarse?
—¿Y se puede?
—Yo no lo he visto a nadie hacerlo. No sé si se podrá. Por ahora parece que nadie lo ha inventado.
—¿Qué es lo que más te gusta de Alfredo Sanzol?
—¡Joder!… Mmm… Me gusta mucho que elijo muy rápido los menús que voy a comer.
—¿Y lo que menos?
—Que como muy rápido.
—También has hecho tu incursión en la televisión creando junto a Toni Cantó y Sergio Guardado (guionista de la serie 7 vidas) la comedia Living Lavapiés y varios capítulos de Pitiuses Resort para la productora Boca Boca. ¿Cómo es que no te has dedicado más a la pequeña pantalla?
—El sistema de trabajo de la televisión no da tiempo a realizar un buen trabajo.
—Fue una experiencia de la que te sientes orgulloso y que además te permitió vivir y pagar facturas. ¿Hay algo que no harías por dinero?
—Dicen que todo el mundo tiene un precio. Pero el asunto es que el precio sea muy alto. Hay muchísimas cosas que no haría por dinero. Para mí el dinero es algo que sirve para tener tiempo.
—Has afirmado: «Cumplir tus sueños es difícil, pero más todavía conocer cuáles son tus sueños». ¿Ya sabes cuáles son tu sueños o te conformas con lo que decía Calderón de la Barca que toda la vida es un sueño, y los sueños, sueños son?
—(Ríe) En eso no estoy muy de acuerdo porque sino no hablaríamos de sueños y de realidad. Otra cosa es que a veces la vida parezca un sueño, pero parece, no es que lo sea. Y a veces los sueños parecen realidad, pero parecen, no lo son.
—¿Cuáles son tus sueños?
—Seguir buscando sueños. No conformarme.
Puestos a desear… que siga teniendo tanto éxito cuando estrene en noviembre En la luna, en el Teatro de la Abadía.
CARLOS DÍAZ fue finalista como mejor actor en el Premio Espectador de la Revista Teatre Bcn por el personaje de Sra. Lucia en la obra Una Noche de Ópera, de La Cubana y Premio Ondas por el programa Tarde de Todos, en Onda Rambla. Ha trabajado en numerosas obras de teatro: Grupo de teatro La Cubana: Una Noche de Ópera (Dir. Jordi Milán); Las Tres Hermanas, de Anton Chejov (Dir. Jordi Oliver); Pigmalión, de Bernard Shaw (Dir. Nancy Tuñón); Romeo y Julieta, de William Shakespeare (Dir. Nancy Tuñón); cine: Va a ser que nadie es perfecto (Dir. Joaquín Oristrell); Agujeros (Dir. Jan Latussek); Impedimentos (Dir. Doménech Gibert); televisión: Serie El Show de Cándido, en La Sexta; serie Hospital Central, en Tele 5 y serie Lobos, en Antena 3 Televisión, entre otros títulos. Dirigiendo y presentando el programa Contigo en la Tarde fue líder de audiencia en la programación de SomosRadio.
🕸️ WEB del autor de la entrevista: http://carlosdiazactor.es/
🖼️ Fotografías de A. Sanzol recogidas de su web personal en Facebook (foto de portada actualizada con fecha 29.10.2018).
ⓘ Página de la obra Días estupendos, en La Villarroel:
www.lavillarroel.cat/e/temporada.aspx?IdEx=688
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Revista Almiar – n.º 59 / julio-agosto de 2011 – MARGEN CERO™
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