poemas por
Felipe Fernández Sánchez
Trocitos de memoria, un paso equivalente, un deseo favorito, unas mareas que nunca subieron, un pantano inundado por última vez antes de secarse. Una quimera que alguna vez soñé. Me encanta mirar fijamente el tronco de un árbol hasta empezar a ver figuras horrorosas. Me encanta mirar paredes y ver, en el descascarillado, el rostro esbozado de algún ser imaginario. Me gusta mirar el terrazo del suelo hasta ver moverse las sombras que lo habitan. Me gusta cerrar los ojos y dejar que se aparezcan los seres fantásticos que pueblan mis oscuros adentros. Al cerrar los ojos se hacen presentes, en un instante, todos mis deseos y algún miedo. Veo decenas de rostros de gentes que nunca he visto, que no conoceré. Entre manchas rojas, las visiones. Tengo la impresión de ser un receptáculo de visiones sin sentido. A mi lado hay un sacerdote para las explicaciones. A veces no veo nada, y me lo invento. Cuánto más improbable, más gentes esperan a la entrada de la cueva, en el dintel de la iglesia, en lo más profundo del templo, en lo más recóndito del tiempo. Solo la tiritante luz de una vela en la esquina de la estancia. Para las velas se exige una máxima calidad, como son las obligatorias para iluminar un altar cristiano. Los colores que nacían en las gotas de agua suspendidas con la lluvia. Por cosas que hacen los haces de luz sin intención, solo porque les place. Una tormenta de verano. Hay que fijarse para ver o cerrar los ojos para sentir mejor la caricia del sol sobre la cara. El sol se mueve, la lluvia se evapora, los famosos colores se diluyen sin dejar rastros visibles. Algunos pájaros aprovechan la calma para darse un garbeo por el cielo. El cielo de aquí abajo. Ya sé que más arriba está el firmamento. Ya sé que se pueden ver las estrellas cuando el sol se apaga, se oculta o pasa de nosotros durante un rato. Del día, cielo. De noche, el firmamento jugando con las distancias imposibles. El día para ver y soñar. La noche para oír susurros. Las mañanas para compartir desperezos. Y el resto del tiempo para añorarse. Cuando alguien se nos va es difícil encontrar la palabra que consuele. Mejor callar, dejad que el silencio atenace los corazones. Si quieres, puedes llegarte a esa esquina donde algunos lloran su desconsuelo. Sí quieres, te vas al bar.
No busco en la soledad
No busco en la soledad un consuelo,
que no llevo conmigo.
Acompañar el regodeo en mi propia estulticia.
Un elogio a la locura.
Todo ocurre a pesar mío,
diametralmente enfrentado con las intenciones de otros. La tierra de amarillo por la hierba seca. Hileras de hormigas caminan sin aparente sentido,
construyen caminos,
se dirigen a su hoyo.
Felipe Fernández Sánchez. «Vine al mundo en Madrid mediado el siglo veinte, por azares del destino terminé trabajando en el mundo bibliotecario. Sin motivo aparente, soy de los que disfrutan leyendo: al poco tiempo, con una chispa de ingenio a lo que soy proclive, me percaté de que eso era lo mío, aún me acuerdo cuando descubrí Bartleby el escribiente de Hermann Melville cuando lo colocaba en su lugar. Pasado el tiempo me dio por escribir, fruto de ello es el blog Inverosímil_felipe (http://inverosimilfelipe.blogspot.com.es/) en el que consigo comentarios amables de familiares y amigos. Ítem más, se me ocurrió lanzarme a Internet y han tenido a bien publicarme pequeños relatos en Sci-Fdi, Prosofagia, Planetas Prohibidos, Ariadna rc, Letralia Tierra de Letras, Palabras Diversas, Axxon. Además han salido poemas en las revistas Ariadna rc, Almiar margencero, Destiempos, Palabras Diversas, Letralia: Tierra de Letras, Viceversa Magazine, Alhucema y Nagari.
Colaboraciones en libros electrónicos: Una colaboración en Doble en las Rocas en conmemoración de los 19 años de Letralia Tierra de letras. (Sigüenza) y el relato El bibliotecario para los veinte años de Letralia Tierra de letras
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Ilustración poemas: Fotografía por Pedro M. Martínez ©
N. del E: En los poemas aquí publicados se ha intentado guardar la anchura de las líneas y/o las sangrías tal y como las escribió su autor. Para su lectura en un dispositivo móvil aconsejamos que el aparato se sitúe en posición horizontal.
Revista Almiar (Margen Cero™) • n.º 126 • enero-febrero de 2023
¡Hola Felipe!
Me alegro mucho recibir noticias poéticas tuyas, señal de que estás recuperado y te apetece seguir escribiendo.
Espero que continúes escribiendo y sigas haciendo una vida «normal».
Un abrazo
Carmen
Me encanta la poesía de este autor.
No es la primera vez que lo leo. Me invita a adentrarme en sus versos y compartir sentimientos que aparecen de alguna parte olvidada de mí. Quizá de lo más recóndito de mi espíritu.
Enhorabuena al autor por hacernos sentir tan vivos.
Gracias.
Fenomenal super bien
Magníficos. Llegan directamente al corazón y a la cabeza. Siempre un placer leerte
Qué alegría reencontrar tus palabras y tu poesía, Felipe!
Muy bueno, don Felipe. Siempre se embota la cabeza de colores con significados entremezclados y de palabras, que al igual que las figuras que te inventas, si no las entiendo me las invento! Un achuchón!
Esos versos cortantes, precisos, sugerentes de imágenes poderosas… felicidades, Felipe.