artículo por
Carmen Herranz Berzosa

H

ace un par de noches el cuerpo me pedía maratón de películas. Películas desgarradoras, películas que te dejan todo el día en estado catatónico. Películas que remueven partes de ti que ni siquiera sabías que existían. Tras una búsqueda de filmes que se adaptasen a esas necesidades autodestructivas y trascendentales que tenía, me decidí por ver Mi vida sin mí, de Isabel Coixet. Pese a sus buenas críticas y a que varios conocidos me habían hablado de ella, no había encontrado ocasión para visionarla. No me voy a adentrar en detalles técnicos y críticos sobre ella, simplemente concluyo con que cumplió todas sus expectativas. Acabé llorando a moco tendido, con unas tremendas ganas de salir a la calle, vivir, gritar, de que llegase el invierno, y poder deleitarme con el frío, solidarizándome con Ann.

Decidí que quería más, pero esta vez algo conocido. Y opté por Martín Hache, por enésima vez. Y por enésima vez el dolor y la búsqueda de reconocimiento de Alicia, el empeño de Martín en su férrea cerrilidad, los magistrales discursos de Dante, la inseguridad adolescente de Hache, e infinidad de pormenores más, provocaron en mí todo y más de lo que buscaba.

Porque eso es el cine, el buen cine, o mejor dicho, el cine individual de cada uno. Cuando una persona, cinéfila o no, ve una película que se adapta a sus gustos, sea una obra de arte o una bazofia, extrae un poco de su ser en el celuloide. Porque al interesarle se involucra, la analiza, descifra, pasa de ser un espectador a un observador omnisciente. Personalmente, cada vez que escucho el discurso de Dante en el que le reprocha a Martín su cinismo, contemplo la bolsa de basura danzando con el viento en American Beauty, o me troncho de risa viendo a Woody Allen de «hombre camaleón» en Zelig, experimento instantes de verdadera felicidad, al haber podido adentrarme en ciertos rincones del alma humana, ya que cada cineasta deja un residuo de ella en cada película. Y eso es, en mi opinión la mayor cualidad del séptimo arte. Muchas películas podrán defraudarte. El cine, nunca.

 

artículo Carmen Herranz Berzosa

 

Carmen Herranz Berzosa. Es Licenciada en Periodismo y cuenta con experiencia en medios como redactora en la sección cultural. Aficionada al cine y a la literatura ha escrito en torno a las mismas así como numerosos relatos. Vive en Granada (España).

Contactar con la autora: karmen_herber [at] hotmail [dot] com

🖼️ Ilustración artículo: Fotografía por Pedro M. Martínez ©.

 

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