poema por
Pedro Sevylla de Juana

 

En la antigüedad el hombre era ante todo su ralea
y la tribu representaba la patria del hombre
la familia, el amparo y la despensa;
la propiedad era común y eran comunes los hijos
los proyectos, el trabajo y la cosecha;
el íntimo dolor o el profundo contento también se compartían
y lo individual no se manifestaba apenas
apenas florecía.

La tribu se fue diluyendo en las costumbres
la bonanza permitió diferenciarse al hombre
el hombre, separado de los otros, se hizo gente
y la gente descubrió, inventó, modificó
puso precio a las cosas.

Cuando quiten el precio a las cosas
la gente llorará como si le arrebataran las cosas
porque no sabe separar las cosas
del precio de las cosas.

Cuando quiten el precio a las cosas
la gente albergará la duda y el recelo
pues aprende en la primera infancia
—saber secuestrador de la inocencia—
que antes o después
todo le cuesta;
y si en etiqueta colgada o adherida
no se muestra bien visible el precio
—escrito en caracteres claros
cercano al número redondo—
suele deberse a que es muy alto.

Cuando quiten el precio a las cosas
y las cosas se muestren desnudas a la gente
la gente no reconocerá las cosas
porque sabe que el precio es para las cosas
como la forma, el color, el olor o la textura
que deben tener todas las cosas.

Cuando quiten el precio a las cosas
la gente ignorará el orden que siguen las cosas
equivocará la jerarquía
y todo será un caos
para la gente que ordena las cosas
por el precio que tienen las cosas.

Pero si queremos que la gente
modifique su manera de ver las cosas
y valore atributos primordiales
como la belleza de líneas
la utilidad práctica
el sonido del viento al abrazar su superficie
la suavidad del tacto
la naturaleza de la substancia originaria,
debemos quitar el precio
que un día se puso a las cosas.

Cuando consigamos quitar el precio a las cosas
—acontecimiento histórico memorable—
del individuo aislado, de la gente, surgirá el hombre
corazón animado de sístoles y diástoles.

 

pedro sevylla de juanaDescendiente de campesinos y artesanos de la forja, Pedro Sevylla de Juana nació en Valdepero (Palencia), España, en marzo de 1946. Estudió el bachillerato en el Colegio de La Salle en Palencia; y se hizo publicitario en la Escuela Oficial de Publicidad de Madrid. Diplomándose, además, en marketing, psicología, fotografía y diseño gráfico. Ha vivido en Palencia, Valladolid, Barcelona y Madrid; pasando temporadas en Ginebra, Estoril, Tánger, París y Ámsterdam. Publicitario, conferenciante, traductor, articulista, poeta, ensayista y narrador; ha publicado diecinueve libros y colabora con diversas revistas de Europa y América, tanto en lengua española como portuguesa. Reside en El Escorial, dedicado por entero a sus aficiones más arraigadas: vivir, leer y escribir.

🖥️ Web del autor: https://pedrosevylla.com/

El poema aquí publicado pertenece al poemario Disidencias.
Ilustración poema: Fotografía por Pedro M. Martínez ©

 

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