relato por
Ana M.ª Rubio Cabrera

 

P

uso la tetera sobre la mesa de la cocina y, en ese momento, recordó que su hermano detestaba el té. Apenas hablaron durante el trayecto de regreso a casa. Al entrar en la cocina la sensación de vacío se hizo visible.

El grifo del fregadero goteaba insistentemente.

Silvia abrió el armario buscando un paquete de café molido, pero nada estaba en su sito.

Manu tenía los ojos enrojecidos y había llegado al límite. Silvia era consciente de su derrumbe emocional. Ella, en cambio, mantuvo en todo momento la serenidad y todos alabaron su entereza. La familia decía que Manu era igualito a su madre. Y no era posible, porque Manu era hijo adoptivo. Silvia, antes de iniciar la conversación, intentó cerrar el grifo y evitar que siguiera el goteo constante. Tenía que volver a Londres. Allí le aguardaba su hija Andrea, y todo debía quedar resuelto cuanto antes. Después, ya tendría tiempo de regresar y formalizar los papeles en la Notaría.

—¿Estás bien, Manu? —preguntó casi por educación, pues de sobra conocía la respuesta.

—No, no puedo estar bien… Mi madre ha muerto, no creo que vuelva a estar bien, jamás —empezó a llorar y Silvia se acercó y le dio un abrazo.

—Entiendo lo que sientes —dijo con total sinceridad, acariciándole el pelo. Después se acercó al fregadero abrió el grifo y, tras llenar de agua el cuerpo inferior de la cafetera italiana, lo enroscó el cuerpo superior, encendió un fósforo y la colocó sobre el fuego.

—Tú no la querías… no puedes entender cómo me siento —dijo mientras miraba a su hermana con desprecio.

Silvia no contestó. Aquel comentario iniciaba las hostilidades. No estaba dispuesta a interpretar aquellas palabras como una nueva declaración de guerra. Una guerra que, ahora más que nunca, carecía de sentido. Manu no podía entender a Silvia. Ella había vivido su propia pérdida siete años atrás. Su madre le había fallado, y el vínculo que durante años intentó construir entre renuncias y perdones no obtuvo frutos.

—Tenemos   que   decidir   qué   hacemos   de   la  casa —después se hizo el silencio, solo interrumpido por aquellas gotas de agua que no dejaban de caer sobre los platos sucios.

—La casa es mía, así lo quiso mamá —dijo y se levantó dejando claro que él tenía razón.

—¿Por qué me lo pones tan difícil, Manu? Lucho por lo que le pertenece a mi hija.

—Que fuera tu madre biológica no te garantiza ningún derecho. Ella decidió que fuera para mí —afirmó dando un golpe en la mesa, de tal modo que el problema quedaba zanjado.

Silvia se acercó al grifo e intentó por todos los medios que callara, sin conseguirlo. Cada palabra que pronunciaba en aquella cocina, aceleraba el ritmo del agua precipitándose violentamente contra el fregadero. Después de varios intentos comprendió que era una lucha perdida de antemano desde que ella llegó al mundo, cuando ya ni su madre la esperaba. Acaparar el cariño de su madre se había saldado con un claro ganador. Silvia siempre fue un estorbo, y su prematura maternidad a los diecisiete años la había dejado fuera del juego.

Abandonó la cocina. La cafetera silbaba. Manu se levantó y apagó el gas. Unos minutos después Silvia, en la cocina, acarreaba una mochila sobre el hombro. Se acercó al grifo y apretó con fuerza logrando que dejara de martirizar sus oídos. Aquella no era su casa, ella ya tenía un hogar. Se acercó a Manu y, sin mediar palabra, le dio una bofetada.

 

 

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Ana María Rubio Cabrera (Alicante, 1963). Es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Alicante, (1981-1986) y Especialista Universitario en Comunidades Europeas y Unión Europea y en Didáctica del Teatro. Ha publicado Ya dejé de sonreír, (VV.AA. / Todos somos ellos. Siempre. Donde estén. Fundación de Derechos Civiles, Madrid, 1999) y Reflexión, (VV.AA. / Latidos, Edisena, Requena, 1998). Recibió el 1.er Premio por su argumento Cohorte de romanos en el IV Premio Literario Argumentos de Cine.

Contactar con la autora: igrein_324 [at] hotmail [dot] com

🖼️ Ilustración relato: Wassertropfen, By Sven Hoppe (www.camera-colonia.de)
[GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html) or CC-BY-SA-3.0], via Wikimedia Commons

 

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