relato por
Isabel Rodríguez Baquero
14
de febrero
Conversación con Aurelia y Margui. Bromas con lo del Día de los Enamorados y todo eso… No se pueden creer que a los veinticuatro años todavía esté intacta (me suena fatal, pero así lo dijeron). Dicen que si yo no se lo hubiera asegurado formalmente, jamás lo hubieran creído. Me quedé un poco intranquila después de la charla, con la sensación, no sé, de ser un bicho raro…
15 de febrero
Me llama Aurelia. Que si no me he dado cuenta de que Arturo está por mí (¡… …!). Y que está como un queso (dice). No sé que pensar. Recuerdo la cara de Arturo, bastante corriente, por cierto, aunque por el tipo sí que puedo estar de acuerdo con Aurelia. Pero lo de que está por mí… La verdad, no se me hubiera ocurrido nunca.
17 de febrero
Pues sí que parece que Arturo me tira los tejos…
18 de febrero
Habría que írselo pensando. ¿O no…?
19 de febrero
Aurelia y Margui dicen que parezco tonta; que, como siga así, no me voy a comer un rosco. Me apabullan un poco, pero ¿y si yo no tengo ganas de rosco?
Aunque probarlo tampoco estaría mal. Supongo.
20 de febrero
Lo probé. La verdad es que Arturo se me ponía muy, pero que muy a tiro, y ayer, después del cine, me propuso tomar una copa en su casa y fui. Y pasó, claro. Había como un acuerdo tácito en que pasaría. Lo que no sé es qué les voy a contar a Margui y Aurelia; fue todo tan rápido… Arturo, de pronto, me parecía un desconocido, y yo esperaba algo, no sé, especial, algo que me conmocionase, me subiese a las alturas… Pero acabó muy pronto y no me enteré mucho…
5 de marzo
Luis, mi compañero de academia, liga descaradamente conmigo. Lo he estado examinando a hurtadillas y no está mal. Creo que voy a darle otra oportunidad al sexo, a ver si se mejora mi pobre impresión.
8 de marzo
Algo mejor, pero sigo teniendo la sensación de que algo falta, algo esencial que no sé qué es. La verdad es que lo pasé bien, pero creo que tiene que haber algo más. Me parece demasiado mecánico.
10 de marzo
Les cuento a Aurelia y Margui mis impresiones sobre el sexo y se hacen cruces. Dicen que a mí me pasa algo raro, que igual soy frígida.
¿Será verdad?
21 de marzo
Para comprobar lo de mi (presunta) frigidez, me he propuesto dar todas las oportunidades necesarias y llevo una temporada que es un auténtico sprint. Volví con Luis, sólo para confirmar mi primera impresión: bien, pero mecánico, vacío. Probé con Carlos, el hermano de Andrea, y por Dios, qué agobio, parecía un pulpo… Con Ramón, el gestor que le lleva los papeles a mi padre, que llevaba meses mirándome de aquella manera… Todo el tiempo me daba la impresión de ser un ordenador bajo aquellas manos tan profesionales. Probé también con Pedro, mi profesor de tenis, y con Andrés, un compañero que tuve en 4.º de carrera y con el que me encontré en un pub por casualidad.
Incluso lo volví a intentar con Arturo, que disparó aún más rápido que la primera vez. Definitivamente, el sexo me parece más bien insípido…
Aurelia y Margui me han dejado por imposible.
2 de abril
He conocido a Juan en una reunión con Margui y unos amigos para celebrar que ha aprobado el primer ejercicio de sus opos. Juan es físicamente un tipo bastante corriente, aunque, eso sí, tiene unos ojos de color cambiante, entre el avellana y un marrón verdoso bastante atractivos y una mirada, no sé cómo decirlo, magnética o algo así. No dejamos de hablar en toda la noche, una de esas conversaciones que a la vez te vacían y te llenan, nunca había conocido a nadie capaz de transmitir tanto, de comunicar tanto. Hemos quedado para cenar la semana que viene.
7 de abril
Cenamos en un italiano muy coqueto y muy íntimo, con velas en la mesa y música napolitana. Otra de esas conversaciones… con Juan siento que puedo hablar de todo —de hecho lo hago—, trasvasarme, abrirme. Nunca había hablado con nadie con tanta sencillez y facilidad, con tanta sinceridad y confianza. Ni que supiera, como Juan, hacer de la palabra una caricia y un escalpelo que abre la intimidad hasta lo más hondo.
14 de abril
Ahora sé que no soy un caso perdido. Ni frígida, ni ninguna de esas tonterías que decían Margui y Aurelia. Y ahora sé también que el sexo no tiene nada de insípido. Hacer el amor con Juan ha sido descubrir otro mundo, un universo propio, sólo nuestro, todo complicidad, entendimiento, ternura y pasión, una pasión de un voltaje que nunca conocí en mis peregrinaciones anteriores. Me decía cosas tan bellas, tan intensas, iban tan acordes las palabras, los labios, las manos, el sexo…
Creo que he descubierto lo que me faltaba las otras veces. Me faltaba ese lenguaje de las palabras que te lleva a aprender el lenguaje de los cuerpos.
Tal vez lo verdaderamente sexual sea la palabra…
Isabel Rodríguez Baquero es una autora que reside en Madrid. Participó en Inventarĭum, un libro de relatos editado y publicado por Margen Cero en 2014.
🖼️ Ilustración relato: The shadow of a woman, photo by Bernardo Bolaños; [licencias Creative Commons]; via Wikimedia Commons.
Revista Almiar · n.º 69 · mayo-junio de 2013 · MARGEN CERO™
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