reseña del poemario de
Alfonso Aguado Ortuño
S
i miramos al cielo, en la noche, un manto de pequeños puntos de luz nos vigila: son las estrellas. Desde tiempos inmemorables nos han acompañado, nos han acogido y nos han guiado; y nuestro autor las ha bajado del firmamento a una hoja en blanco, pintando en ella con su polvo amarillento, que como tinta, dibuja los más bellos versos. Ocho son las constelaciones en que se basa para crear este poemario. Ocho dibujos en el cielo que corresponden a ocho elementos que el autor selecciona y con los que viaja a través del cielo. La composición y mitología de estas agrupaciones y las cualidades del animal u objeto con el que son representadas, conducen al poeta a un sinfín de cuestiones particulares que conectan con el lector y lo acompañan a lo largo de toda la obra. Sirviéndose de todo esto, nos ofrece unos versos, que buscan la respuesta de otro ser, uno que le vigila entre las estrellas: su padre. Las dudas, reflexiones, el miedo, son algunos de los temas que convierten esta obra en una conversación filosófica entre padre e hijo. En estos tiempos, el caldo de cultivo de la poesía apenas tiene poso en el que inspirarse pero con autores como Alfonso Aguado no llegará a perecer, pues no solo consigue elevarla al firmamento sino que además se ha convertido en la base principal de su obra. Autor polifacético y enigmático nos sorprende de nuevo con esta recopilación de poemas, donde sentimiento y creación se unen para crear versos únicos.
M.A.A. (De la contratapa del libro)
Dos poemas de Constelaciones
VI
Yo soñé con una luna llena amarilla sobre
un mar oscuro y rojo. Delfines negros danzaban
en la superficie. El mar se encabritó de repente.
Bramaba con olas de color calabaza enormes.
Y los delfines saltaban y tocaban la Luna.
X
Murió el delfín. Se llevó los sonidos del océano.
Se apagaron las estrellas de mi constelación.
En medio de la oscuridad escuchaba el oleaje
aterrador del silencio y la calma. Miré atrás
y vi una luz lejana cómo desaparecía.
Alfonso Aguado Ortuño, Picassent (Valencia), España; 1954. Pintor y poeta valenciano con ascendientes en el mundo de la creación (música, pintura, teatro, literatura), su formación en Ciencias Empresariales ha terminado sucumbiendo ante su pasión por el arte. Tiene en su haber varias exposiciones de pintura al óleo diseminadas en largos espacios de tiempo. Después de unos comienzos poco conocidos en los que el tema principal eran «los quecos» —como él los llama— pintados en diversas técnicas (cera sobre todo) y cuyo reflejó quedó en la exposición de La Torre de Torrent (1980), ha pasado por un expresionismo que plasmó en la exposición de Mislata (1986) y que al final ha desembocado en un modo de pintar un tanto peculiar que denomina esguitats, donde el óleo salpica con belleza sus maderas eludiendo toda pincelada (exposición de Picassent, 2010).
En el campo de la poesía tiene publicados tres poemarios: Heridas en el papel (2006), Diálogos con el papel (2008), Poemas desde mi jardín (2010) así como poemas sueltos en varias revistas (Vulture, Fábula, Cuadernos del matemático, etc.).
Paralelamente ha hecho incursiones en la fotografía (exposición en F. Domingo, de Valencia, 1998) y últimamente, bajo el ámbito de la infografía (fue seleccionado en el 2000 por el programa del SARC de la Diputación de Valencia, para la difusión de las artes plásticas) está teniendo fuerte repercusión su poesía visual publicada en la revista física Venero (2010) y otras revistas electrónicas de la Red.
↗ Web del autor: http://alfonsoaguado.blogspot.com.es/
📗 Constelaciones – Ediciones Frutos del Tiempo A.C. (2014)
ISBN: 978-84-88170-67-5
↗ Enlace publicación algunos poemas en la revista Fábula:
www.revistafabula.com/35/documents/aAguado35.pdf
🖼️ Imagen de la tapa del libro: Fotografía por Merche Aguado Aparicio ©
(Autorizada su reproducción para esta reseña).
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