por
Carlos Díaz
D
ecir que Concha Velasco es una actriz majestuosa, grande, inmensa, creíble… no sería justo puesto que toda definición provoca estar limitando a la persona. Y en su caso está claro que no tiene límites puesto que la hemos visto cantar, bailar, actuar, presentar…
Nació en el 39, año en que acabó la guerra civil española, aunque para guerra la que le han dado toda su vida y la que sigue dando ella. A sus 71 años sigue trabajando porque le gusta, no por dinero o por obligación. Aunque reconoce que su vida no sólo es su profesión puesto que lo primero son sus hijos y su nieto.
Cuando empezó en el mundo de la farándula quería trabajar en Hollywood, afortunadamente para nosotros no cruzó las Américas. Concha sigue conservando la ilusión del primer día. De hecho, si volviera a nacer volvería a ser artista. Precisamente por eso, porque sigue disfrutando como el primer día en un escenario, me recuerda por qué uno quiere ser actor. No como las nuevas generaciones que quieren ser actores simplemente para salir en la tele y cuando lo consiguen, el público les pide un autógrafo y se molestan. Ella en cambio, se sube al metro para estar en contacto con la gente. Y si no le piden un autógrafo piensa que algo está pasando.
Impresionante cuando cuenta que un representante pretendía que cambiara de nombre y de look. A estas alturas el susodicho aún estará haciéndose el harakiri. Está claro que intrusismo hay en todas las profesiones.
Actriz que igual le pega a un cante que a un baile, que a un verso, que a una prosa, y todo ello sin método. Bueno, tiene el suyo propio, el staniswhisky. Método que reconoce ya no utilizar.
En Concha, yo lo que quiero es bailar empieza agradeciendo a Celia Gámez la oportunidad que le dio… y así el resto del espectáculo con tantas y tantas personas. De bien nacido es ser agradecido. En la dirección, Josep María Pou consigue que Concha «se desnude» sin complejos. Desnuda su alma ante el público. Reconociendo sus éxitos y sus fracasos. Sincera, como siempre es ella, cuenta cómo le intentaba robar foco a Mari Carrillo en Buenas noches, mamá. Igual de sincera airea y reconoce que le han embargado la casa y así con todos los capítulos de su vida.
Para capítulos, el inesperado que tuvo que vivir la noche que fui a verla al teatro. Qué mal trago pasó cuando gritaron: «que se muere, que se muere». Una persona del público había perdido el conocimiento en su butaca y todo parecía indicar que se estaba muriendo o había sufrido un infarto. Una vez más Concha demostró que ante todo es persona y no se fue del escenario. Estaba asustada, preocupada. Y en esos momentos no estaba actuando. Una vez se llevaron al espectador de la platea, y ella supo que lo habían reanimado, siguió con el espectáculo. Como cantó Freddie Mercury The show must go on.
En momentos así se ve la humanidad de la persona. Quedó patente que no es un espectáculo de alguien que va de diva, aunque lo sea. No es una obra para decir al público «mira lo diva que soy», sino «mira cómo llegué hasta aquí». Aunque sigan sin darle el Goya. Precisamente esa noche se sabía a quién entregarían el premio honorífico y nos informó que tampoco se lo daban. Asombroso ver con qué humildad reconoce que lleva toda su vida esperando un Goya. Contó cómo en una ocasión que estaba nominada llevó el discurso preparado y se fue toda la familia llorando a casa sin la estatuilla. Ya que no pudo leer el discurso en la gala, lo leyó al público del teatro. En él da las gracias a los hombres de su vida: padre, hermano e hijos pero no nombra a Paco Marsó.
Este detalle refleja que por fin es la protagonista como cantaba en su archiconocida canción: «Mamá, quiero ser artista, ¡oh! Mamá, ser protagonista»… No tendrá un Goya pero siempre le queda el teatro Goya que la recibe con los brazos abiertos y las butacas llenas.
Sigamos llenando los teatros vaya donde vaya, ahora el teatro Goya con Yo lo que quiero es bailar, que a fin de cuentas es el mayor premio que le podemos dar. Gracias, muchas gracias Concha Velasco.
CARLOS DÍAZ fue finalista como mejor actor en el Premio Espectador de la Revista Teatre Bcn por el personaje de Sra. Lucia en la obra Una Noche de Ópera, de La Cubana y Premio Ondas por el programa Tarde de Todos, en Onda Rambla. Ha trabajado en numerosas obras de teatro: Grupo de teatro La Cubana: Una Noche de Ópera (Dir. Jordi Milán); Las Tres Hermanas, de Anton Chejov (Dir. Jordi Oliver); Pigmalión, de Bernard Shaw (Dir. Nancy Tuñón); Romeo y Julieta, de William Shakespeare (Dir. Nancy Tuñón); cine: Va a ser que nadie es perfecto (Dir. Joaquín Oristrell); Agujeros (Dir. Jan Latussek); Impedimentos (Dir. Doménech Gibert); televisión: Serie El Show de Cándido, en La Sexta; serie Hospital Central, en Tele 5 y serie Lobos, en Antena 3 Televisión, entre otros títulos. Dirigiendo y presentando el programa Contigo en la Tarde fue líder de audiencia en la programación de SomosRadio.
🔗 Web del autor: http://carlosdiazactor.es/
🖼 Ilustraciones: (portada) Concha Velasco – Seminci 2013, By Rastrojo (D•ES) [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/3.0)], from Wikimedia Commons · (en el texto) Conchavelasco, By Suckfromthecan (Own work) [GFDL (http://www.gnu.org/ copyleft/fdl.html) or CC-BY-SA-3.0-2.5-2.0-1.0 (http://creativecommons.org/ licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons.
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Revista Almiar – n.º 61 / noviembre-diciembre de 2011 – MARGEN CERO™ ✔
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