artículo por
Juan D. Almeyda Sarmiento

 

S

on las 6:00 p.m., el teatro Jorge Eliecer Gaitán se encuentra cercado y rodeado por un anillo de seguridad, la razón: un concierto que tendrá lugar en este establecimiento en aproximadamente dos horas. A pesar de la logística que se maneja en el teatro los seguidores de este artista ya están en la entrada de este sitio, no saben cómo sentirse, los posee una mezcla de emoción, agitación y expectativa. En una hora abrirán puertas y para sobrellevar la espera, los enajenados seguidores beben cerveza en los locales cercanos, mientras, los oportunistas vendedores ambulantes aprovechan para vender productos relacionados con el espectáculo de la noche. El sol comienza a ocultarse y todos en Bogotá se mueven por las calles y carreteras de la ciudad para volver a casa, hay 18 grados centígrados, frío típico de la capital, es martes 5 de abril de 2016; el día acaba, o al menos así parece, como cualquier otro.

—Mírela sin compromiso, ¿cuál busca?, ¿de Héroes o conmemorativa de la gira? —dice un hombre delgado con pañoleta en la cabeza y gafas oscuras a un joven universitario interesado por una camiseta.

Pero las camisetas son sólo uno de los múltiples objetos relacionados con el evento que se venden alrededor del teatro: botones, pañoletas, discos, parches, llaveros, vasos, etc. Toda esta mercancía se divide en dos, por un lado está como temática la banda Héroes del Silencio y por otro lado están los logos de la gira que ha conglomerado gente por todo lo que lleva recorrido de Latinoamérica. Mutaciones Tour, es el nombre que se lee en estos productos, una gira de conciertos que buscan celebrar sus poco menos de 20 años de carrera como solista de Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy, mejor conocido en el mundo artístico y por sus admiradores como Enrique Bunbury.

Pero, más allá de esta serie de presentaciones por América Latina y de una conmemoración a su trayecto artístico, la gira es un homenaje a esa obra de arte que se ha construido desde Héroes del silencio (1987) y que desde su primer CD El mar no cesa (1988) no ha parado de crecer, transformarse, evolucionar y reinventarse. Una cualidad del trabajo de Enrique es mantener el espíritu de su obra artística por más pruebas que le ponga el tiempo y este Libro de las mutaciones (2015) pone en evidencia dicha cualidad, no es un disco unplugged, es un homenaje al trabajo de una vida.

Hace dos años Bunbury estaba en Bogotá, hoy vuelve a reconfortar a su público en este sector de Latinoamérica. Se abren las puertas y la fila empieza, la logística permite que no ocurra ningún tráfico de gente en las filas de acceso y adentro del establecimiento la gente se pierde entre la mercancía oficial, las bebidas calientes y la emoción que se evidencia por toda la sala de espera. Estaba programado únicamente un concierto, pero, debido a la multitudinaria acogida que tuvo el evento, se abrieron dos fechas más en el mismo teatro, es decir, Bunbury tomaría la capital durante los días 5, 6 y 7.

Cuarto para las 8 de la noche, los organizadores permiten la entrada a la silletería para poder ubicar respectivamente a los espectadores; quince minutos después, a las 8 p.m. exactas, las luces principales del teatro se apagan, mientras que, en el escenario, la cara de un dragón morado en la parte frontal de la base de la batería brilla demorado, segundos después una tenue luz morada acondiciona el teatro y la euforia llena el teatro Jorge Eliecer Gaitán.

Inicialmente, los miembros de Los Santos Inocentes, banda que ha colaborado con Enrique desde el 2008. Jordi Medina, un hombre calvo de piel morena, se aproxima a la guitarra, una Fender Jaguar color marrón, mientras saluda al público para animar y junto con él viene Álvaro Suite, un sujeto delgado con cara demacrada y de melena rubia cubierta con un sombrero negro, que toma igualmente su guitarra Fender color madera con negro. Robert Castellanos, el bajista, se ubica cerca a su instrumento, lo observa mientras proyecta el espectáculo que le prosigue una vez tome su Höfner, un bajo similar en todo sentido al que acompaña en sus presentaciones a Paul McCartney; toma su bajo, se corre el cabello negro que cae sobre sus gafas oscuras mientras termina de apreciar el teatro completamente lleno de seguidores. Finalmente, Ramón Garcias se sienta en su máquina, únicamente lleva consigo sus baquetas color vino, su cabello negro liso le cae igualmente sobre la cara, pero no parece importarle, él, al igual que Robert, está contemplando el estruendo del público antes de empezar, una efervescencia que desborda al artista antes de iniciar su presentación y que esta noche, y las siguientes dos que faltaban, la protagonizaran todos los asistentes, que en cada presentación agotaron las entradas.

Enrique Bunbury

Finalmente entra Enrique, tras él, todos los fanáticos corean su nombre, toma el micrófono y su primera canción “Ahora” perteneciente a su álbum Tiempo de las cerezas (2006) y la misma con la que Libro de mutaciones da inicio. El público enardecido no para de gritar y seguir la letra y una vez terminada la canción un silencio se presenta en el escenario mientras terminan de aplaudir, un instante después, sigue “Dos clavos a mis alas” un cover de Raphael perteneciente a su álbum Raphael de regreso (2003) interpretado por Bunbury y Los Inocentes, que de la misma manera que su anterior canción, es la segunda del espectáculo y la segunda de su último álbum.

“Los inmortales” del álbum Palosanto (2013) es la canción que junto con “Porque las cosas cambian” de Hellville de Luxe (2008), dos canciones que evocan a un Bunbury que no deja duda de la distancia que existe ahora entre él y lo que fue Héroes del Silencio, pero, para romper esta hipótesis, la canción siguiente, demuestra cómo a pesar de haber cerrado ya el ciclo de Héroes, el espíritu que lo acompañó en aquella época es el mismo que interpreta hoy con él y que está presente tanto en sus canciones de ese momento como en sus últimas creaciones.

“Iberia sumergida” (1995), “Avalancha” (1995) y “El camino del exceso” (1993) son sus siguientes temas, tres canciones que recuerdan la antigua época de Enrique como líder de Héroes del Silencio. Entre su canto e reinterpretación con Los Santos Inocentes se transporta al público a su última gira en el 2007, entre los aficionados es imposible evadir la imagen de Enrique, Pedro Andreu, Joaquín Cardiel y Juan Valdivia, la antigua alineación de la banda, en la presentación de aquel entonces, la nostalgia se apodera del público, que con lo único que puede agradecer es con aplausos, los suficientes como para intentar alcanzar la edad de oro de la banda zaragozana.

Continuando con el viaje entre discos, Bunbury lleva a la audiencia de extremo a extremo al proseguir con “Que tengas suertecita” de Viaje a ninguna parte (2003), “Puta desagradecida” de Tiempo de las cerezas (2006) y con su popular “El extranjero” de su segundo álbum de solista Pequeño (1999) que viene acompañado por “Desmejorado” del exclusivo Bushido (2004) para retomar con Infinito (1999), El hombre delgado que no flaqueara jamás (2008), Despierta (2013) y para cerrar la primera mitad nos devuelve a Heroes con “Mar adentro” de El mar no cesa (1988) y “Maldito duende” de Senderos de traición (1992) para cerrar con “Lady Blue” de Flamingos (2002), una mezcla de sonidos que, aunque dispares en su fecha de lanzamiento original, en esta presentación parecen pertenecer a un mismo álbum.

bunbury 02

Finaliza la primera parte, Enrique se retira, en 10 minutos está de vuelta, es un descanso para él o para el público que, eufórico, emocionado y extasiado, no para de pedir a gritos que vuelva.

—Es espectacular estar de vuelta —dice Bunbury al público, mientras la banda se reacomoda—. La última vez que venimos traíamos Palosanto, y la siguiente canción es para ustedes de esa última presentación —y tras esto inicia “Más alto que nosotros sólo el cielo” (2013).

Después retoma El viaje a ninguna parte (2004) con “El rescate” para acabar esta segunda parte con su canción más conocida, desde Héroes hasta hoy, “La chispa adecuada” del álbum Avalancha (1995). La canción acaba, mientras algunos de los espectadores no contienen las lágrimas y entre gritos las ocultan. Llega la tercera, y también la última, parte. “Los habitantes” y “De todo el mundo” de Las consecuencias (2010), el público sabe que se acerca el final, y el mismo Bunbury lo confirma con su canción para cerrar esta noche “… y al final” (2006).

Bunbury y Los Santos inocentes se despiden, aun sabiendo que tienen otros dos días más de presentaciones en aquel teatro del centro de Bogotá. Los encargados de logística colaboran con la salida de los fanáticos, quienes pareciesen igual de cansados que los mismos artistas. En la entrada se encuentran los mismos vendedores, pero con los productos a mitad de precio, uno de los fanáticos sale, tiene el mismo aspecto que Bunbury en su álbum Las consecuencias: sombrero tejano, vaqueros azules, camisa negra, collares marrones, gafas aviadoras negras, un cabello churco y unas botas marrones de la misma forma que Enrique. La noche termina para algunos en los locales cercanos acabando su tarea de beber empezada mientras esperaban la apertura de puertas, para otros, la noche finaliza en sus hogares para madrugar al otro día a trabajar, pero en Bogotá, una ciudad acostumbrada a este tipo de eventos, sencillamente es otra noche más.

 

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📷 Ilustraciones artículo: Fotografías remitidas por el autor del reportaje: instagram.com/juand_almeyda/
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Revista Almiarn.º 92 / mayo-junio de 2017 👨‍💻  PmmCMARGEN CERO™

 

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