poemas por
Johanna Rozo Enciso

 

Voy por el mundo sin ser una crisálida
camino con esfuerzo porque no tengo raíces para cimentarme en la tierra.

La herencia de mis abuelos solo tiene recuerdos
en blanco y negro, pero no me pertenecen.

Vengo de todas partes, de la bota, del rancho, del río, del pez, del vientre, de ti, siempre de ti.

Intento desembocar en la palabra, única creación que me hace volver a mi forma humana para alejarme de la felina que sigue arañando en el fondo.

Declaración

Para mi esposo
y el hogar que construimos.

Ahora que he decidido anidar en un cuadro de Van Gogh,
descubro que mis heridas encerradas en sí mismas no sangran.

Ahora intuyo el instante eterno que nos une.

Una fuga del tiempo.
Un trazo leve en tu sonrisa.
Una estocada ligera a través del pecho.

Ahora justo cuando miro tus ojos,
Confieso: de qué está hecho mi corazón;
modelo experimental del tuyo.

De las formas de la muerte

Uno 
(aunque hablar de uno suene extraño)
debería nacer muerto
e ir naciendo a medida que se crece
en mil partos sin cesárea.

Nacer con muerte de infarto 
antes de los cinco años
sin saber de las arrugas del rostro
y de las canas dispersas en el cráneo.

Uno
debería ir aprendiendo de la parca que te mira
para sostenerse del latido
y a los diez años irse reponiendo del cáncer en el alma
cicatrizar sin la menor intención las heridas del amor a los veinte
para que a los treinta el beso haga menos daño.

Uno 
debería estar enfermo de deseo en los sesenta
para morir de vida 
                            y también de amor, única forma digna de entrar al sepulcro.

Estirpes

Somos (lo he dicho muchas veces)
un amasijo de pesadumbres
traídas de nuestras estirpes
puedo sentir a veces la inquietud de mi abuelo
caminado lejos de la tierra labrada,
la muerte en el lodo del tío mayor, huyendo de la caída que lo alcanzó
la incertidumbre post morten de la abuela por sus hijos ahora huérfanos.
Me aqueja el frío y la vejez de mis manos empieza a notarse
tengo marcas de guerra sin haber ido un día al reclutamiento
siento el desarraigo y no he pasado una noche fuera de casa
y entiendo entonces que la desesperación se hereda con la luz del nacimiento.

Dos

Esa otra
la voluble, la celosa, la inestable
la que se divide en dos y no lo sabes
te mira al otro lado del río.
Esa te dice a los ojos
de las muchas formas que aprendió a engañar
se muestra frágil pero no lo es
en su corazón hace mucho se instaló la ausencia.
El calor que la recorre es una mentira
aprendida de imitar las muecas de las enfermas de amor
el vibrar de sus labios también es falsa
y lo entenderás cuando la leche de sus senos te sepa agria.

Puedo morir
todos los días

Insisto en escribir para no morir de soledad
Veo cómo soy una unidad indivisible con la palabra
La misma que me ahoga, que me incita a la tristeza
que me alcahuetea el hastío.
Tengo el infortunio de creer en cada letra que pronuncio
y me ahogo en las noches con los silencios que dejo morir en mí.
No apelo a nada ni a la entereza de espíritu ni a la justicia divina.
Caigo sin tormentos en lo único que sé de memoria:
todo es palabra o sed.

Verdugo

Un día encontrarán
mi cuerpo tendido
en cualquier calle
de la ciudad,
sobre el espeso y tibio
charco de sangre.
Alguien preguntará
quién fue mi asesino.
Pero nadie buscará
la infortunada respuesta.

Saldo insuficiente

Si me dejara el banco
una moneda
para comprarte un baobab
en el mercado;
y una colección
de libros de poemas
en promoción.
Si me dejara treinta centavos
en la cuenta
le daría de comer
a las tres palomas
que aún duermen
en el parque.
Si acertara la tarjeta
a mi favor
te llevaría a la feria
a comprar conejos blancos
y te pondría algodón de
azúcar en los labios.

 

Johanna Marcela Rozo Enciso. (Pamplona, Norte de Santander, 1985). Gestora cultural. Productora y locutora de programas radiales actualmente en Colombia Informa Radio. Obtuvo cuatro premios del Ministerio de Cultura y Fundalectura por la Tertulia Literaria El Túnel, en el 2004, 2005 y 2006.Trabajo publicado en el libro Bibliotecas, lectores y lecturas. Publicó en el 2007 su poemario Al otro lado del asfalto.

Segundo puesto en la categoría de poesía en el V Concurso Literario Bonaventuriano de Poesía y Cuento, convocado por Buenaventura Cali. (Certamen internacional, 2009). Mención de honor en el X Concurso Literario Bonaventuriano de Poesía y Cuento, convocado por Buenaventura Cali (Certamen internacional, 2014). Mención de honor en el Concurso de Poesía y Cuento Relata 2014. Ganó en el 2010 el premio de Tertulias del Bicentenario del Ministerio de Cultura y la embajada de España con el proyecto Rayuela.

Ha publicado antologías como: Nómina de huesos, Cúcuta, 2010. La sombra y el relámpago, Cúcuta, 2011. Poca tinta Ciber-poesía, Universidad de Caldas, 2012. Las mujeres que yo amo algunas, antología de poetas colombianas. Casa del poeta peruano, 2012. La última página, Medellín, 2012. Palabras como cuerpos, Bogotá, 2013. Poesía Terapéutica, El rayo que no cesa, Bogotá, 2014. Genealogía de los susurros 82 voces de poesía colombiana, Medellín, 2014. Polen de Luna, Barranquilla, 2014. Contra el olvido y la indiferencia, Relata Min-cultura, 2014. Antología Vuelven los comuneros, UIS (Universidad Industrial de Santander), 2015. Colaboradora por Colombia en la revista argentina Lamasmedula. Invitada al Festival Respira Poesía, Cúcuta, 2007. Antología lecturas urgentes de poesía, Cali, 2017. Antología Acaso alguien camine nuestros pasos, Editorial Pigmalión, Cartagena, 2018. Cada grieta en el cuerpo antología de mujeres poetas de Norte de Santander (2020).

Colaboradora semanal en el espacio periodístico Red y Acción, donde publica reseñas literarias. Escribe para la Revista Ágora. Evaluadora del Concurso de cuento RCN en el 2015. Directora del taller de escritura creativa Rayuela adscrito a Relata Talleres de Escritura Creativa del Ministerio de Cultura.

Publicó el libro Puedo morir todos los días, Editorial Caza de Libros.

📩 mujerdeniebla29 [at] hotmail [dot] com
🌐 www.lenguajedemujer.blogspot.com

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Ilustración poemas: Fotografía (detalle) por Alexey Pavlov/Pixabay [public domain]

 

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