artículo por
Adolfo Vásquez Rocca
«Siempre he creído que la claridad es la cortesía del filósofo».
(José Ortega y Gasset)
«La Realidad es aquello que, incluso aunque dejes de creer en ello,
sigue existiendo y no desaparece».
(Philip K. Dick)
1.- La Filosofía, suplantada por libros de autoayuda [1]
La Filosofía ha sido suplantada por libros de autoayuda, por los tratados de coaching [2]. Las librerías abundan en obras de Paulo Coelho, novelas de Isabel Allende, Psicomagia, ambientalismo (fundamentalismo ecológico), Esoterismo (lenguaje hermético, espiritualidad y términos en sánscrito), Orientalismos en todas sus versiones, coaching ontológicos, Gurús tecnológicos como Steve Jobs (el «cerebro» de Apple), y de allí los nuevos tablet, iPhone y demás gadget propios de una generación hiperconectada.
Por su parte, la filosofía no ofrece soluciones facilistas y, en rigor, ni siquiera procura dar respuestas, su vocación es formular problemas, perplejidades y despertar asombros y maravillas; incita a formular preguntas, que son el cultivo del pensamiento. Una pregunta perspicaz conlleva la mitad de la respuesta (salida); los problemas no se resuelven, se disuelven (dirá Wittgenstein). Así que, si bien la Filosofía no ayuda en lo inmediato, pone las cosas en perspectiva, enseña a tomar distancia para saber qué hacer o no hacer. Para algunos deterministas —fatalistas, estoicos o budistas Zen, según se les quiera considerar— existen sólo dos tipos de problemas: los que no tienen solución y los que se resuelven solos; en ninguno de los dos casos hay algo que se pueda hacer, salvo seguir en las ocupaciones diarias, esperando que la realidad se recomponga a sí misma.
La tradición de la Filosofía como «amor a la sabiduría», como búsqueda de sentido y ejercicio de las virtudes ha dado paso a una sociedad autocomplaciente, que nada sabe de exigencias, sino sólo de la variada oferta de la industria del entretenimiento: Cine 3D, gimnasia, yoga y toda suerte de «tecnologías» próximas al foucaultiano «cuidado de sí». Vivimos el narcisismo exacerbado del culto al cuerpo: de la alimentación hiperproteica, la compulsión por el ejercicio y la cultura fitness; el ideal de la delgadez y la eterna juventud [3].
2.- Surfeando en las olas de la modernidad líquida
Fenómenos como el hiperindividualismo y la fragilidad de los vínculos humanos dejan entrever el carácter de nuestras sociedades telemáticas, signadas por el carácter transitorio y volátil de sus relaciones, donde hombres escindidos entre la agresión y el temor, experimentan derivas identitarias y zozobras existenciales ante la exacerbación del consumo, la alienación del trabajo y el terror difuso de las ciudades del pánico. El amor se hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro, se reduce al vínculo sin rostro que ofrece la Web. Surfeamos en las olas de una sociedad líquida siempre cambiante —incierta— y cada vez más imprevisible, es la decadencia del Estado de bienestar. Es así como asistimos a una especie de disolución del Yo, que es a lo que apunta la nueva ética permisiva y hedonista: el esfuerzo ya no está de moda, todo lo que supone sujeción o disciplina austera se ha desvalorizado en beneficio del culto al deseo y de su realización inmediata, como si se tratase de llevar a sus últimas consecuencias el diagnóstico de Nietzsche sobre la tendencia moderna a favorecer la «debilidad de voluntad», la servidumbre a los impulsos más inmediatos y con ello la pérdida de un centro de gravedad que jerarquice un proyecto de vida, uno auténtico y personal.
Un «yo» auténtico y personal como la promesa psicomágica de Jodorowsky, como si se pudiera encontrar en nuestro interior —a la base de «nuestro propio ser»— un sí mismo (mismidad), de allí el aforismo «sé tú mismo». Ahora bien la hermenéutica del yo y la intersubjetividad se fundan en un diálogo de saberes, en una ética de la otredad y una política de la diferencia. Tanto la antroposofía como la psicomagia carecen de los fundamentos antropológicos de la Filosofía —que se interna en la neurociencia— para intentar dar cuenta del flujo pulsional y neuroquímico que nos constituye y que no es más que el abrazo del organismo, del cuerpo entero, instancia originaria y principal que nos aparece como el mundo. La filosofía (neuro-fenomenología) no reconoce en sí la base de su propio ser, la unidad de su yo consciente se le presenta como una ilusión. El yo que una persona puede creer que tiene, y que constantemente procura aferrar aunque en realidad ese «yo» —como eje, centro o punto de anclaje— no exista [3a].
3.- El glamour de las mercancías
Vivimos un momento de «consignas» cosméticas, reactivo al desencanto, indignados, sin tolerancia a la frustración. El principio personalizador, que se articula como democratización del consumo de modelos por la vía de la serialidad y la ética novedosa del crédito y la acumulación no productiva. Un nuevo universo simbólico donde se resignifican las viejas utopías mediante un proceso de descontextualización que las convierte en imágenes sin historia; en mercancías. Hoy el glamour de las mercancías aparece como nuestro paisaje natural, allí nos reconocemos y nos encontramos con «nosotros mismos», con nuestros ensueños de poder y ubicuidad, con nuestras obsesiones y delirios, con los desperdicios psíquicos en el escaparate de la publicidad —verdadero espejo que nos devuelve nuestra imagen deformada— una verdadera summa espiritual de nuestra civilización, el repertorio ideológico de la desinhibición.
Es precisamente aquí donde la Filosofía invita al repliegue, a la flexión (reflexión) sobre las formas de la interioridad, una expedición a los entresijos de la subjetividad, una faena poética, un inventarse cada día.
La Filosofía, en su sentido radical, acontece dondequiera el hombre cavila sobre sí, donde se queda consternado ante la incomprensibilidad de su estar-aquí, en cualquier lugar que las preguntas por el sentido de la vida emergen desde su corazón acongojado y trémulo. De este modo se le ha cruzado la filosofía casi a cada hombre alguna vez —como un sobresalto que nos estremece de súbito, como una aflicción y melancolía, como pregunta inquieta, como una sombra sobre nuestras pantallas autistas—. La filosofía tiene muchos registros y tonalidades, conocidas e inquietantes, y tiene para cada uno una propia voz, con la cual nos llama suavemente.
La filosofía hoy, como venimos señalando, se confunde con frecuencia con sucedáneos, con formas ensayísticas sin pulso metafísico, con periodismo de ideas sin aliento ni emoción. Pese a todo existen todavía filósofos preparados para hacer frente a las grandes novedades de la cultura.
4.- El origen deportivo del Estado y los fundamentos olvidados de lo humano
La Filosofía es una actividad que se ejerce en el lenguaje, cuyas herramientas son la perplejidad, la capacidad de asómbranos, eso que se nos extravió en la infancia (los fundamentos olvidados de lo humano), algo tan elemental para sobrevivir como es el juego; no la competencia, ni las apuestas, sino la recreación de mundos, disfrazarse, jugar roles, anticipar la vida sin el peso de su desencanto bursátil. Tal como lo indica Ortega en El Origen Deportivo del Estado [4] todas las instituciones comienzan como deporte, de modo tal que es posible derivar del espíritu del juego la mayoría de ellas. El derecho, por ejemplo, entra sin discusión en esta categoría: el código enuncia la regla del juego social, la jurisprudencia la extiende a los casos de litigio y el procedimiento define la sucesión y la regularidad de las jugadas. Nadie podrá en tanto quiera participar en el juego violar las reglas, si lo hace estará jugando otro juego. Al hacerlo ya no juega el juego sino que contribuye a destruirlo, pues las reglas, que son constitutivas de tal o cual juego, existen sólo por el respeto que se les tiene. Por ello negarlas es al mismo tiempo inventar las normas futuras de otro código, es instaurar un nuevo juego, el cual, aunque vago en sus inicios emancipadores, rápidamente se volverá tiránico, intentando domesticar la audacia y prohibir la fantasía sacrílega. Toda ruptura que quiebre una prohibición acreditada esbozará ya otro sistema, no menos estricto y —a la vez— no menos gratuito. Sí, todas las Instituciones nacen como juego, luego vienen los horarios, la burocracia, el afán y las mil formas de la vigilancia.
5.- Humano-inhumano-transhumano
Mientras, en Nietzsche el hombre aparece no sólo como un ser que se encuentra inacabado —sin una determinación ontológica definida— sino como una elevación maníaca semidepresiva, como un punto de inflexión entre el animal y el superhombre: «El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un abismo […] La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso» [5]. Esta tensión biopolítica del Parque Humano intenta redefinir no sólo los conceptos de vida, política y poder, sino también los límites difusos entre «hombre» y «animal». La filosofía de Nietzsche —así como la de Derrida— se configura así a partir de la reflexión en torno al problema de la humanidad y la animalidad, es decir, se articula como un intento de ir más allá del humanismo, entendido como un esfuerzo de domesticación del hombre en el que se pretende desinhibir su condición animal (fracasando en el proceso). De allí la importancia de la discusión en torno al estatuto biopolítico del hombre, debate en el que se insertan autores como Peter Sloterdijk y Giorgio Agamben en torno a lo humano-inhumano-transhumano y los códigos antropotécnicos que debieran normar los límites de la producción y diseño de seres humanos en los laboratorios de ingeniería genética, discusión de la que se ocupa Normas para el Parque Humano [6].
6.- La irrupción del hombre vulgar y plasticidad de género
«[…] Se ha apoderado de la dirección social un tipo de hombre a quien no interesan los principios de civilización. […] El hombre-masa actual es, en efecto, un primitivo, que por los bastidores se ha deslizado en el viejo escenario de la civilización» [7].
«Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad y lo impone dondequiera» [8].
La irrupción del hombre vulgar, lleno de sí mismo, ha sido posible porque la vida se ha hecho confortable, pero él, sin embargo ignora las condiciones históricas que han posibilitado dicho confort, lo cual le lleva a comportarse como un bárbaro en la era de los aparatos y la alta cultura.
«El destierro de los hábitos de apariencia humanística es el acontecimiento […] principal de nuestro tiempo, un acontecimiento ante el que es inútil buscar refugio en argumentos de buena voluntad» [9].
La depauperación de la sensibilidad humana, la decadencia y la vulgaridad de la existencia, puesto en evidencia a través de la disociación entre la propia existencia y el tránsito decapitado del tiempo, pérdida de la intimidad entre su propia persona y las cosas, «inconsistencia de la vida, podredumbre fulminante de todas las cosas» [10].
«El ideal moderno de subordinación de lo individual a las reglas de la colectividad ha sido pulverizado, el principio de personalización promovido masivamente como un valor fundamental, el de la realización personal» [11]. Por supuesto que el derecho a ser íntegramente uno mismo, a disfrutar al máximo de la vida, es inseparable de una sociedad que ha erigido al individuo satisfecho como valor cardinal, y no es más que la manifestación última de la ideología individualista; es la transformación de los estilos de vida orientados al consumo lo que ha permitido la entronización de los deseos del individuo. Vivir sin represiones, escoger íntegramente el modo de existencia de cada uno, incluido el diseño de la personalidad, del género —de la orientación o identidad de género, he aquí el hecho sociobiocultural más significativo de nuestro tiempo—, la aspiración a diseñar la propia identidad, reinventar modos de relación que aspiran a su plena legitimidad, no sólo en el plano social, sino en el del derecho, con potestad igualitaria a las parejas heterosexuales–monógamas.
En esta reinvención de las condiciones sociohistóricas de la producción de las subjetividades sexuadas, la plasticidad del género, emergen categorizaciones extravagantes y lenguajes de un exotismo propio de la ciencia ficción o antiutopías futuristas, una neolengua donde un sujeto puede declarar «soy homosexual, poliamoroso y andrógino» o «soy mujer, poliamorosa, pero no sería jamás pansexual». Declaraciones como estas, que requerirían de un manual para comprenderse a cabalidad. Atendiendo a lo anterior, en febrero de este año, Facebook incluyó en el apartado «masculino o femenino» de su versión norteamericana otras 56 opciones de género para que ningún usuario de cuenta pudiera sentirse excluido.
7.- Facebook, rebelión de las masas y estado de «conciencia ambiental»
Facebook es un claro ejemplo del actuar de las masas, es un estado de «conciencia ambiental» [12], una enorme manera de matar el tiempo (o perderlo, por supuesto), una maquinaria de conexiones, que responde a la lógica de la hipertextualidad, del hiperlink, de los motores de búsqueda esponsorizados y el posteo compulsivo. Un poderoso engranaje de la industria global que trafica con bases de datos, estadísticas, raiting televisivos, y perfiles psicológicos, en un exhaustivo proceso de estratificación, que apunta sus esfuerzos —como cualquier consultora— a que el mercado se active y los negocios prosperen.
Aunque el proyecto fue concebido por Mark Zuckerberg, la cara real detrás de Facebook es Peter Thiel, inversor de capital de riesgo y filósofo futurista. Es también un vigoroso activista del neoconservadurismo. Se graduó en Filosofía en Stanford y es coautor del libro El mito de la diversidad, un ataque minucioso al multiculturalismo y al liberalismo.
El mentor filosófico de Thiel es René Girard [13], de Stanford, quien propone la teoría de que el comportamiento humano funciona por deseo mimético. Girard alega que la gente es esencialmente borrega y se copia una a otra sin mucha reflexión. La teoría parece ser correcta en los mundos virtuales de Thiel: el objeto de deseo es irrelevante. Todo lo que se necesita saber es que los seres humanos tienden a moverse en manadas [14].
La inteligencia colectiva —siempre dentro de contextos globalizados— requiere, para su constitución, de la interactividad, del diálogo al interior de la web. Diálogo que tiende a favorecer nuevos modelos discursivos accesibles a todos, cuyas expresiones —siempre de carácter público— se deslizan a través de las autopistas de la información en busca de participaciones colaborativas en un espacio mutante y deslocalizado conocido como la Web 2.0.
La hiperconectividad y el ciberespacio habremos de entenderla como una realidad simulada, un «no-lugar», que opera como una red de tránsito de información, donde desarrollamos nuestras interacciones comunicativas mediáticas en el paroxismo de las nuevas redes sociales y el desarrollo de nuevas formas de cibersubjetividad, donde vemos que conceptos como el de ciudadanía, intimidad y lugar (no-lugar) se redefinen en este nuevo entorno de poderes anónimos, imperios tecnofinancieros implacables e implosiones sociales.
La sabiduría de las multitudes [15] es otra forma para llamar a la entrada en escena de las masas —ahora en el ciberespacio—. A este respecto James Surowiecki señala que «los grupos funcionan mejor que las individualidades si y sólo si se cumplen cuatro condiciones: diversidad de opiniones, descentralización, independencia y mecanismos de agregación de la multitud; bajo dichas circunstancias, cada individuo aporta y valora una parte de la información para, junto al resto de los individuos, alcanzar un veredicto colectivo» [16]. Pese a ello, está aún por demostrarse que la inteligencia colectiva promovida por los teóricos del enjambre —suma de muchas inteligencias— sea más efectiva que las élites reducidas.
Por seductora que resulte la apuesta a la superior inteligencia de las multitudes, no sería mala idea detenerse en la advertencia de Charles MacKay en su famoso libro Delirios extraordinariamente populares y la locura de las multitudes donde se cuestiona: ¿por qué individuos habitualmente sensatos e inteligentes se convierten en masas idiotas cuando actúan colectivamente?… «La gente, es sabido, piensa en manadas; se verá que también enloquece en manadas y sólo recobra la cordura lentamente, uno por uno» [17].
8.- Genealogía de la intimidad
La Filosofía se gesta en el diálogo al aire libre, con pensamientos divergentes que avanzan en todas direcciones y desafían nuestras lógicas bivalentes y la tiranía de la silogística de Aristóteles, para abrirse a los mundos posibles, la polisemia y la multidiversidad de lo real, para realizar paseos en el Jardín de Epícuro, excursiones a la Montaña sagrada y recorridos por senderos que se bifurcan entre los mundos del texto y los viajes de la trama [18].
El planteamiento de Sloterdijk se encamina a esto, con dos metáforas asociadas al viaje iniciático, la de la Navegación [19] y la de las Esferas [20] —burbujas, globos y espumas [21]— que gira en torno a la «arqueología de lo íntimo» para plantear una concepción muy diferente de la intimidad a la que estamos habituados; este planteamiento pone en juego en un lugar preeminente la expresión, de resonancias, por otro lado, nada filosóficas, de «esferas». Una filosofía que se ubica bajo la imagen de la esfera y, de esta manera, da pábulo a todo tipo de asociaciones en torno a burbujas de aire, pompas de jabón y, por tanto, en torno a fenómenos inanes, inestables, casi privados de objetividad, se sitúa ya de un modo consciente en una zona marginal del espacio acotado en términos académicos y culturales, jugando con la fantasía de aligerar el centro desde la periferia. El concepto de esfera se ofrece para recapitular el tránsito desde el pliegue o clausura de la que el ser humano surge al estallido del espacio donde se ve psicológicamente expuesto y vulnerable [22].
«La teoría de las esferas es un instrumento morfológico que permite reconstruir el éxodo del ser humano de la simbiosis primitiva al tráfico histórico-universal en imperios y sistemas globales como una historia coherente de extraversiones; ella reconstruye el fenómeno de la gran cultura como la novela de la transferencia de esferas desde el mínimo íntimo, el de la burbuja dual, hasta el máximo imperial, que había que representar como cosmos monádico redondo. Si la exclusividad de la burbuja es un motivo lírico, el de la inclusividad del globo es uno épico» [23].
Sloterdijk concede que es un poco arriesgado utilizar en la lengua alemana la expresión «burbujas» para poner en marcha una investigación filosófica en torno a la intimidad, esa es la intención del primer volumen del proyecto Esferas, casi como una estrategia, en el propio título de la obra. Lo que le interesaba era contribuir a disolver la herencia de la metafísica del individuo y de la sustancia, unas ideas que desde hace dos mil quinientos años deslumbran gracias a un espejismo gramatical sobre el llamado núcleo duro de lo real.
9.- Diálogos y disensos en la vieja casa del Ser
«Nadie puede pasar por alto el hecho de que la casa del Ser, como la llamó Heidegger, está desapareciendo bajo un profuso andamiaje, sin que sea posible saber qué aspecto tendrá después de las refacciones. En el estado actual del mundo, el rasgo singular más notable de la historia tecnológica e intelectual es que la cultura tecnológica está produciendo un nuevo estado de agregación del lenguaje y la escritura, estado que tiene ya poco en común con las interpretaciones tradicionales por parte de la religión, la metafísica y el humanismo. Parecería ya casi imposible concebir a la vieja casa del Ser en términos de morada y de un hacer-cercano lo distante» [24].
Sloterdijk compara, a su vez, la tradición cultural de occidente con una red epistolar. «Los libros son voluminosas cartas a los amigos» [25]. Esta es la esencia y función de la Filosofía: una telecomunicación fundadora de amistad por medio de la escritura. Así, las obras que escribimos pueden ser consideradas como cartas dirigidas al porvenir, con la expectativa de encontrar amigos a la distancia, personas que movidos por una sensibilidad similar se vean estimulados a responder…
El envío epistolar debiera sí trascender las condiciones contingentes, la pequeñez y mezquindad de los Consejos administradores de la cultura —y de sus secretarios generales— y provocar pese a todo una cantidad insospechada de amistades con lectores anónimos o con interlocutores con los que en alguna ocasión se ha intercambiado ideas y confrontado posiciones. La Filosofía está así llamada a remover viejos vicios académicos, ampliar miradas obtusas que sólo giran sobre sí mismas. El pensamiento debe tener lugar al aire libre, y no en ambientes enrarecidos, donde se mantiene viciado y recluido en el marco hermético de ciertos departamentos universitarios, aislados y emplazados como sociedades secretas, con sus propias retóricas, sus propios ritos de iniciación e incluso sus propios santones.
10.- Del diseño de lo humano. Notas sobre el estado ético de la tecnología génica
A partir de sus reflexiones sobre las tradiciones espirituales tanto de Oriente como de Occidente, el investigador y filólogo, emigrado ruso, Serge N. Mouraviev [26] da cuenta de una conexión biocósmica entre las ancestrales prácticas ascéticas [27] y la moderna revolución biotecnológica. Según su concepción, los logros de las formas tradicionales de «ascesis» —a las que la modernidad europea gustó de compendiar bajo el equívoco rótulo de «religiones»— y de los movimientos «yóguicos» eran muy acotados, de allí que la «transformación del hombre no sería concebible únicamente como espiritual y moral» [28]. Ésta tendría que ser planteada hoy día sobre cimientos totalmente nuevos, es decir, sobre «procedimientos de orden técnico y serial y dirigidos colectivamente» [29]. La transformación técnica de los individuos es en su sentido más propio biopolítica, diseño de lo humano [30].
La optimización de las condiciones de vida humana suponen manipulaciones en el orden genético, esto es, en el orden de la información, «en la época de los códigos digitales y las transcripciones genéticas» [31]. «Los genes no son más que «órdenes» para la síntesis de moléculas proteicas» [32].
La biopolítica se ocupa de la población y de la raza bajo consideraciones no sólo conductuales, sino también biológicas e higiénicas. La institución por excelencia definida por Foucault para realizar este tipo de regulación es el Estado, a través de prácticas demográficas, sociológicas, políticas de migración, de longevidad y de salud pública.
En la tecnología genética, en tanto poder regulatorio, «la sociedad moderna ha comenzado a deletrear en un lenguaje secular problemas que fueron procesados de manera temprana en las grandes religiones» [33].
11.- Fin del totalitarismo metafísico y caducidad de la fatiga nihilista
Sloterdijk hace estallar la herencia de la ilustración y la creencia en el progreso, proclama el fin del totalitarismo metafísico y la caducidad de la fatiga nihilista para encarar el mundo contemporáneo, abriendo una brecha entre los apocalípticos y los entusiastas de las nuevas tecnologías, incluida la genética, ha cambiado el eje del preguntar filosófico desde el tradicional ¿quiénes somos? al innovador ¿dónde estamos? Una filosofía espacial en la que el autor, un particular neonietzscheano, combina, renovándolas, numerosísimas fuentes, desde Platón hasta Hegel, desde Heidegger hasta Foucault, el psicoanálisis no–freudiano, el eurotaoísmo, la antropología, la biología moderna o el iluminismo tecnológico.
El drama esferológico del desarrollo —la apertura a la historia comienza— en el instante en el que individuos que eran polos de un campo de dúplice unicidad salen de él a los mundos multipolares de adultos [34]. Cuando estalla la primera burbuja sufren irremisiblemente una especie de shock de trans-colonización, un desenraizamiento existencial. Los seres humanos experimentan fascinados y tristes cómo entre cielo y tierra hay más cosas muertas y exteriores de las que puede soñar hacer suyas cualquier niño del mundo. Al despedirse los adolescentes del regazo materno les invaden magnitudes sin sujeto, externas, provocadoras e indómitas. Una burbuja, un globo, una pompa de jabón. Una pompa de jabón es una película muy fina de jabón y agua que encierra a una esfera hueca y exhibe una superficie iridiscente. Las pompas de jabón pueden ayudar a resolver problemas matemáticos complejos sobre el espacio, ya que siempre buscan la menor área de superficie entre puntos o aristas. En la imagen de un niño que sigue con su mirada las burbujas de jabón —que sopla hacia el cielo— no está por un lado el niño, como sujeto, y por el otro, el objeto, la vivencia espacial se transforma en una unidad esferológica, animada, entre el ojo y la burbuja. Se trata de una ontogénesis, la emergencia de «comunidades espaciales aladas» [35].
NOTAS:
[1] Una versión preliminar del presente texto se publicó en dos entregas sucesivas, en el periódico Eldiario.com.ar, Edición Impresa, Paraná, Año CI – N.º 37, 118 – Lunes 23 y martes 24 de mayo de 2016. Redacción: Urquiza y Buenos Aires – Paraná. La actual publicación —unitaria— cuenta con la autorización expresa del autor a Almiar (Margen Cero), Madrid.
[2] En un próximo artículo me ocuparé en profundidad del Coaching Ontológico —su marco teórico y plataforma conceptual—. Si bien existen diversos enfoques, entre los que destaca el empresarial, el coaching de desarrollo personal y espiritual, me centraré en la Escuela de Santiago (Coaching Ontológico). La escuela chilena o escuela ontológica se basa en las ideas y el trabajo de Fernando Flores —con quien he colaborado y sostenido conversaciones muy inspiradoras—, fue Flores quien desarrolló su filosofía acerca de la comunicación, tomando como base la filosofía de Nietzsche, Heidegger, Searle, Austin y Wittgestein y las investigaciones biológicas de Humberto Maturana y de Francisco Varela.
Las investigaciones de Fernando Flores son las que posteriormente Rafael Echeverría desarrolló en su libro Ontología del Lenguaje (1994). El Coaching Ontológico surge como práctica profesional gracias al desarrollo teórico llamado Ontología del Lenguaje.
Fernando Flores es quien sistematiza de manera convergente desarrollos teóricos, y a veces contrapuestos, que se llevan a cabo durante fines del s. XIX y s. XX, entre los que se destacan Nietzsche, Heidegger, Buber, Wittgenstein, Searle, Austin, Maturana y Francisco Varela, entre otros.
[3] LIPOVETSKY, Gilles (1994) El crepúsculo del deber. La ética indolora de los nuevos tiempos democráticos. Barcelona: Anagrama, p. 112.
[3a] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, El elusivo sujeto: de las Tecnologías del yo a la transformación Biopolítica de la subjetividad, en EIKASIA, Revista de Filosofía, SAF – Sociedad Asturiana de Filosofía, Oviedo, N.º 67 | Diciembre, 2015, pp. 75 -108. http://revistadefilosofia.com/67-03.pdf.
[4] ORTEGA Y GASSET, José, El origen deportivo del Estado. En Obras Completas. Volumen II. Madrid: Revista de occidente. 1996. P. 607 – 624.
[5] NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, Alianza Editorial, 2004.
[6] SLOTERDIJK, Peter (2000), Normas para el Parque Humano, una respuesta a la Carta sobre el humanismo, Madrid, Ediciones Siruela, 2008.
[7] ORTEGA Y GASSET, José, La rebelión de las masas (1930), Alianza Editorial y Revista de Occidente, Madrid, 1994, p. 196.
[8] Ibíd.
[9] SLOTERDIJK, Peter, El hombre operable. Notas sobre el estado ético de la tecnología génica, Conferencia en el Centro de Estudios Europeos (CES) de la Universidad de Harvard, EE.UU. (2000), traducción del alemán por Fernando La Valle.
[10] FLAUBERT, Gustave, Madame Bovary (1857).
[11] LIPOVETSKY, Gilles, La era del vacío: ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Barcelona, Ed. Anagrama, 1983 (Ed. Francesa 1983).
[12] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Facebook; del desprecio de las masas a la «sabiduría de las multitudes», en Almiar (Margen Cero), N.º 66 – 2012, Madrid. https://margencero.es/almiar/facebook-desprecio-masas/
[13] René Girard (Aviñón, 1923). A más de ochenta y cuatro años, René Girard es considerado el más grande antropólogo viviente, cerca de lo que fue Lévi-Straus. Notable por su teoría de la mímesis que surgió en primera instancia para analizar obras literarias en las que se muestran relaciones interpersonales miméticas. Posteriormente fue aplicada al análisis de la violencia en las sociedades primitivas que se fundamentan en lo sagrado; y por extensión, a la violencia en las sociedades contemporáneas.
[14] RIVERA, Idalia – TOACHE, Mario, La desconcertante sabiduría de las multitudes: De la Teoría de los Enjambres a la Teoría de los Borregos y otras cosas parecidas, RECA, 4 (2012), UNAM.
[15] SUROWIECKI, James, Wisdom of crowds (‘La sabiduría de las multitudes’), Doubleday, 2004.
[16] MACKAY, Charles (1841). Extraordinary Popular Delusions and the Madness of Crowds (‘Delirios extraordinariamente populares y la locura de las multitudes’), New York: Harmony Books Traducción, 1980. p.86.
[17] Ibíd.
[18] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Entre los mundos del texto y los viajes de la trama, en KONVERGENCIAS Literatura, n.º 9, Diciembre 2008, pp. 80 – 87, Buenos Aires.
[19] SLOTERDIJK, Peter, En el mismo Barco; ensayo sobre la hiperpolítica, Editorial Siruela, Madrid, 1994.
[20] SLOTERDIJK, Peter, Esferas I, Burbujas, Ediciones, Siruela, Madrid, 2003.
[21] En Espumas se da cuenta de los círculos de expansión y movimiento de las múltiples esferas en las que —al modo de celdillas de enclaustramiento— los sujetos se trasladan y aglomeran hasta formar espumas evanescentes donde establecen complejas interrelaciones.
[22] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, N.º 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008.
[23] SLOTERDIJK, Peter, Esferas I: Burbujas. Microsferología (1998), Madrid, Ediciones Siruela, 2013, pp. 70 y 71.
[24] SLOTERDIJK, Peter, El hombre operable. Notas sobre el estado ético de la tecnología génica, Conferencia en el Centro de Estudios Europeos (CES) de la Universidad de Harvard, EE.UU. (2000), traducción del alemán por Fernando La Valle.
[25] SLOTERDIJK, Peter (2000), Normas para el Parque Humano, una respuesta a la Carta sobre el humanismo, Madrid, Ediciones Siruela, 2008.
[26] MOURAVIEV, Serge N. (1972). The Position of the Accent in Greek Words: A New Statement. The Classical Quarterly 22 (01):113-.
[27] Sloterdijk anota que «el nacimiento de las prácticas ascéticas provocó una revolución que marcó para siempre la antropogénesis, en cuanto dividió a los humanos en dos categorías: los virtuosos y los no virtuosos. De un lado, los maestros espirituales, los filósofos y los santos; del otro lado, el común de las personas. Y de esta división surge el imperativo básico de la moral que no abandonará ya desde entonces al animal humano: «Tienes que cambiar tu vida»».
SLOTERDIJK, Peter, (2009) Has de cambiar tu vida; sobre Antropotécnica, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2012.
[28] VV. AA., Die Neue Menschheit, op. Cit., pág. 466. Mouraviev oculta en este argumento lo que él sabe de la dimensión corporal de los sistemas de ejercitación indios, evidentemente bajo el influjo del tecnicismo dominante, que ignora la diferencia entre el operarse y el dejarse operar, ocupándose exclusivamente de un tratamiento externo de la cuestión. La unilateralidad de esta opción es desmentida por su insistencia, simultánea, en la tarea de «reconstrucción del hombre» con métodos «psicofísicos».
[29] SLOTERDIJK, Peter, (2009) Has de cambiar tu vida; sobre Antropotécnica, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2012, pp. 506 – 507.
[30] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, En torno al diseño de lo humano en Sloterdijk: De la ontotecnología a las fuentes filosóficas del posthumanismo, En La lámpara de Diógenes, Revista de Filosofía, BUAP, Año 13, Números 24 y 25, Vol. 13 – enero-junio – julio – diciembre 2012-2013, pp. 127 – 140 http://www.ldiogenes.buap.mx/revistas/24/127.pdf
[31] SLOTERDIJK, Peter, El hombre operable. Notas sobre el estado ético de la tecnología génica, Conferencia en el Centro de Estudios Europeos (CES) de la Universidad de Harvard, EE.UU. (2000).
[32] Ibíd.
[33] SLOTERDIJK, Peter, De terror y de genes, Un alegato por la deshisterización de dos campañas de autoexcitación, Conferencia de Peter Sloterdijk auspiciada por el grupo editor Bertelsmann / Springer, durante la Feria del Libro de Frankfurt, y publicada en el Frankfurter Rundschau, el 16 de noviembre de 2001. Traducción: Fernando La Valle.
[34] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “El elusivo sujeto: de las Tecnologías del yo a la transformación Biopolítica de la subjetividad”, en EIKASIA, Revista de Filosofía, –SAF– Sociedad Asturiana de Filosofía, Oviedo, Nº 67 | Diciembre, 2015, pp. 75-108. http://revistadefilosofia.com/67-03.pdf
[35] SLOTERDIJK, Peter, Esferas I, Burbujas, Ediciones Siruela, Madrid, 2003, p. 29.
ⓘ Ilustraciones artículo: (Portada) Montaje fotográfico por Adolfo Vásquez Rocca.
(En el artículo) Extrañamiento del mundo… (2015), fotografía intervenida,
tinta y píxel digital, por Adolfo Vásquez Rocca, en Artelista, derechos reservados.
Adolfo Vásquez Rocca. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, Teoría del Conocimiento y Pensamiento Contemporáneo. Áreas de Especialización Antropología y Estética. Miembro de la Sociedad Española de Estética y Teoría de las Artes. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. Profesor Adjunto Escuela de Psicología y de la Facultad de Arquitectura UNAB. Miembro del Consejo Editorial Internacional de la Fundación Ética Mundial de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil. Miembro del Consejo Editorial Internacional de Reflexiones Marginales —Revista de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM—. Miembro Titular del Consejo Editorial Internacional de Errancia, Revista de Psicoanálisis, Teoría Crítica y Cultura —UNAM— Universidad Nacional Autónoma de México. Miembro del Consejo Editorial de Ludus Complexus: revista multiversitaria de complejidad, publicación científica del Doctorado Internacional en Pensamiento Complejo —Multiversidad Edgar Morin—. Integrante del Comité científico de Revista Trama Interdisciplinar —Revista do Programa de Pós-Graduação Interdisciplinar em Educação, Arte e História da Cultura, Universidade Presbiteriana Mackenzie, São Paulo SP, 01302-907, Brasil. Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello UNAB. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC). Artista conceptual. Crítico de Arte. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, n.º 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008-2016. Profesor de Postgrado, Magíster en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor 2013. Profesor de Postgrado, Magíster en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor 2013–2014. Investigador Asociado y Profesor adjunto de la Escuela Matríztica de Santiago, Área ‘Filosofía fundamental’ —dirigida por el Dr. Humberto Maturana—. Académico Investigador de Postgrado Multiversidad Mundo Real Edgar Morin; Programa de Doctorado Internacional en Pensamiento Complejo dictado por el Centro Mundial de Altos Estudios para la transformación social desde las Ciencias de la Complejidad, la Transdisciplina y el Pensamiento Complejo, 2015. Catedrático Pensamiento Contemporáneo UFM, Seminario «Peter Sloterdijk: Del mundo interior del capital al útero social», IV Trimestre de 2016, en la M.A. Maestría en Filosofía de la Escuela de Posgrado – UFM Universidad Francisco Marroquín, Guatemala.
🖥️ Web del autor: danoex.net/adolfovasquezrocca.html
Revista Almiar – n.º 86 / mayo-junio de 2016 – MARGEN CERO™
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