poemas por
Mauro S. Martínez
La escala de grises del otoño
y las cosas de siempre allí,
el sol en la cara
y la noche en la ventana,
el misterio revolotea
y no ha vuelto,
está ausente
o quizás de huelga…
Algo ha pasado con la poesía.
Hace bastante que no escribo,
sólo veo la policromía de las jóvenes almas
que pasan por la calle
y al no crear un verso que apacigüe mi alma
he creído que ya no soy,
no siento agitarse las aguas del alma,
no encuentro los huecos
que deja el lenguaje
para descifrar eso que se nos escapa,
y que al momento de hallarlo
un gusano se convierte en mariposa.
Alas
Cuando te vi, caía sobre tu andar
un semblante solitario,
hablabas como el canto de esos pájaros enjaulados.
Reconocí inmediatamente esos ojos
que miraban más allá de todo,
hallando en sí misma un vacío.
Escuché esa voz dulce y melancólica
que carecía de cielo
y supe que tu destino era celestial.
Hacías de las cuatro paredes un mundo
imaginando en la infinita oscuridad,
eras libre en un libro
y en las palomas de la biblioteca.
Supe que era cuestión de tiempo
para que te decidas y busques el cielo.
Pretendiste escapar, querías oler a libertad.
La última vez que oí de vos
estabas tratando de abrirte los brazos
para usar tus alas.
Lejos de tu nombre
Tu sangre flotaba en un sinfín de espejismos.
Eras un pálpito descubriéndose ante la vida
y yo una sombra hincándose ante el papel.
Estuvimos tan expectantes al llamado
que no oímos las voces de revolución,
a veces uno lo tiene tan presente
que al saberlo propio lo olvida,
vos creíste escucharlo y partiste,
allí se quebró nuestra alianza,
apareció la ansiedad y nació la sentencia.
Ajena a tu virtud, volviste los ojos duros al origen
mirando cubierta de primavera, pero al cerrarlos
una niña se angustiaba lejos de su nombre.
De la melodía que intentamos bailar
sólo quedó una rebelde y un trasgresor.
Ahora te imagino con sed,
hay paredes y la fatiga huele a sueño.
En el laberinto ya no buscas la salida,
ahora duermes con el minotauro.
Y te admiré, te admiro, sí, a la intemporal,
a la que ha dejado su reflejo en una página,
a la que veo a menudo
y que tantas noches vagando a lo Rimbaud,
la encontré hermosa bajo la luna
y sólo hice silencio y vagamente sonreí.
Poeta maldito
I
Y advirtió un vacío,
la potencia de la nada
y el existencialismo
que en el bar abrazaban
el quinto vaso de coñac.
II
El fulgor de las calles:
aroma que pincela
frío sabor a tragedia
/ocaso albedrío
del poeta maldito/
III
Y sensible a la vida
vive palabras/ Esta vez
fue filosofía y ebriedad,
y desvelado unió versos
hasta tejer el universo/
Mauro Sebastián Martínez (RAMITZEN). Autor argentino. Profesor del EEA N 38 San Bernardo – Chaco. Ha publicado tres libros de su autoría, la miscelánea Poetas de Aviuk Tadaek, una novela negra en el portal digital Gente de Pueblo (El Siguiente Paso desde el Limbo) y el poemario Goteras en la Noche. Algunas de sus obras fueron seleccionadas y publicadas por la Editorial DunKen. En la ciudad de Avia Terai creó el grupo literario los «Poetas Sin Voz» y fundó la revista cultural y de actualidad Vestigios (vestigiosaviaterai.blogspot.com) en el año año 2010. Fue elegido para formar parte del jurado del Concurso Literario Internacional «Mario Nestoroff», de San Bernardo. En 2014 fundó el Grupo artístico «Juan Gelman». Es colaborador en el proyecto provincial «Tus Nuevas Lecturas» y escribe artículos en medios de prensa. Publica la revista cultural y de interés general Puño y Letra.
✉ Contactar con el autor: mauromartinez34 [at] yahoo.com [dot] ar
👨💻 Ilustración poemas: Fotografía por Pedro Martínez ©
Revista Almiar – n.º 91 / marzo-abril de 2017 – MARGEN CERO™
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