poemas por
Francisco J. Rodríguez Amorín

—¿Por qué el silencio?
—En silencio se rumia el rencor.
—¿Por qué el rencor?
—Porque nos dejarán solos, cuando necesitaremos
                                                           la cercanía, la comprensión y el cariño.
                                                             —Acaso seré yo…

Un rumor se escucha sobre las butacas
que se apaga cuando cae el telón.
Empieza el segundo acto.
Soy terriblemente egoísta,
te necesito a mi lado para ser feliz.
En un mundo con dos soles verdes en el horizonte,
tienes la sonrisa triste de bienvenida.
Sobre una cama de caricias y cuidados nos tendemos a descansar,
los huesos duelen y las fuerzas no se encuentran,
cuando son útiles.
Interludio en la terraza virtual.
Yo no soy nadie,
me dijo,
solo una niña pequeña jugando en la terraza.
Yo no soy nadie,
le dije,
solo un niño sin gracia oculto en la terraza.
Para descolgarse por las cornisas, nos vemos en la distancia,
como formas deformadas volamos por sombras
y cuerdas apretadas, en las pequeñas estrellas positivas.
Oro.
No te puedo curar.
Solo soy el acompañante cargado de versos,
de abrazos, de besos y oídos atentos
para los gestos, las miradas, las lágrimas
y los suspiros.
Viejos delincuentes obligados a huir,
añorando el lugar donde fueron felices,
toman la dirección contraria.
Los coros despiadados gritan la cuenta de los segundos,
y las miasmas juegan con el humo,
dibujan cabriolas en el aire.
El sesgo del cóndrulo iluso, es una ópera que ya termina.
Rebuscando en los rescoldos del meteorito,
encontramos miedo, dolor y astato.
Se despide del público, su seguro servidor…

Derechu de corrección
na disciplina social de la corte

El mal aire viene envuelto en togas viejas, uniformes y birretas,
recorre las avenidas mordiendo las esquinas,
y lamiendo con fruición las alambradas, o las bombillas,
escupiendo manchas de sangre sobre las caretas.
Con jueces y fiscales putrefactos,
hacemos juegos malabares y sentencias a medida.
Mafia incrustada en fallos públicos de un poder, poderoso,
magnánimo, empático, salvo, empero, social corrección
Purgas de quinina a la venta y desafueros:
antes de empezar veamos…
seamos serios…
son de los nuestros…
necesitamos un proceso aleatorio, o quizás veneno.
Nunca nos equivocamos, dictamos a los vientos,
la dirección y la intensidad,
barreremos del mapa la basura,
defenderemos, para el futuro, nuestro pasado,
donde se obedezca a los tres pilares de la sociedad,
la iglesia, la corte, la justicia…
Tantos esfuerzos para educar, tanto sacrificio, no se puede desperdiciar.
Seamos francos y sinceros con la historia,
si nos aprovecha somos culpables,
y volvemos a ganar…
la razón es uno, por los casos favorables y posibles.
Nunca cometo un error.
Mercachifles, catalanes, raperos,
vascos, twitteros,
guiñoles, feministas, obreros,
actores, vagos,
maleantes, vulgo decrépito,
voceros del inconforme,
tarde o más tarde pasaréis por mi corte,
y aquí os espero con la ley, con mi ley,
para que nadie se quede fuera de la ley…
más no por mi casa.

 

poemas Cecilia Padilla

 

Francisco Javier Rodríguez Amorín. Nació en Avilés (Asturies), en 1963. Es trabajador siderúrgico desde 1988 hasta la actualidad. Dedica gran parte de su actividad social a la lucha por la justicia, la verdad y la reparación, participando en La Comuna d’Asturies – CeAQUA.
Desde joven escribe poesía a ratos libres, y ha publicado, en diciembre de 2021, el poemario Segunda crónica en verso en la colección de poesía de El Garaje Ediciones
(https://elgarajeediciones.com/producto/segunda-cronica-en-verso-francisco-javier-rodriguez-amorin/)
.

🖱️ Web del autor: https://rodriguezamorin.blogspot.com/ 

🖼️️ Ilustración poemas: 1605 Il Sogno del Cardinal De Merode, Luca Padroni, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.

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