Miguel Rodríguez Otero · Atentamente
Como tú veas, amor: no me tomes, pues, demasiado en serio si te pido que te quedes mientras te busco en tu blusa, que tiene siempre tantos botones… (relato por Miguel Rodríguez Otero).
Como tú veas, amor: no me tomes, pues, demasiado en serio si te pido que te quedes mientras te busco en tu blusa, que tiene siempre tantos botones… (relato por Miguel Rodríguez Otero).
El protagonista de esta historia onírica presiente que algo terrible le va a pasar… (relato por Miguel Rodríguez Otero).
A veces me llamas de madrugada para ir a lanzar avionetas de papel de esas que llevan escritas cosas en las alas… (relato por Miguel Rodríguez Otero).
Cuando por fin llegó, inevitable y vencida, me pilló con la taza del desayuno aún por la mitad y en pleno temporal; entró con beso, como siempre sin peinar y hoy extrañamente sin preguntas, casi sin hablar. (Relato por Miguel Rodríguez Otero).
«A veces, amor, al volver a casa aminoro la marcha del coche porque creo que estás a punto de plantarte armada de caricias y verduras en el paso de cebra un poco más allá de mi puerta». (Relato breve por Miguel Rodríguez Otero).
He recorrido de arriba abajo, amor, el pasillo del súper donde te vi por fin aquella vez en medio de tomates y promociones, he vuelto a buscarte entre viernes y mediodías, y me he llevado puestas las mareas para que pudieras reconocer mi voz entre las ofertas de los pimientos o la pescadilla. Y no te he encontrado, amor… (De Lugares y llamadas , dos relatos breves por Miguel Rodríguez Otero).
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