Entre los dedos:
mi complemento eterno
_____________
Mirna Estrella Pérez
Viajaba por las esquinas inimaginables
de los sueños, inspirada en lo que se debió transformar mi vida alguna
vez, cuando sentí una fuerza malévola recorriéndome con placer, ahuyentando
tabúes primitivos. Dedos miserables que osaban despertarme para suplicar
un poco de amor. Con la boca aún reseca, fijé los ojos en el lado
izquierdo de la cama desnuda y sonreí..., qué difícil se hace a veces
evitar los recuerdos; asesinar la memoria. Era una de esas madrugadas
frías que insistían en ponerme los pelos de punta, simplemente no
estaba acostumbrada a tanta soledad. Siempre tan rodeada de fantasmas
traviesos, de prosa, de poesía. Y ahora que apenas recordaba mi nombre,
el silencio de una madre, la presencia de hermanos; si es que alguna
vez existieron.
Me apoyé en el rincón
vacío de la cama, recorriendo la habitación semi alumbrada con los
ojos aún dormidos; como vagando por el pasado. Iba rescatando trayectos
escondidos de mi infancia. Tenía claro lo que fui en un principio,
no en lo que me estaba convirtiendo.
Frotaba el colchón buscando
ese, mi complemento eterno. Sabrá la vida si alguna vez lo tuve tan
cerca. Entre mis manos latía aún la piel de tantos...
De un golpe salté. El
suelo me esperaba ansioso, buscando poner de nuevo mis pies sobre
la tierra; no más sueños. Hasta entonces me di cuenta que había tomado
con tanta calma mi paso por la vida, atrapada en ese miedo que me
obligó a refugiarme en mi peor enemiga; yo misma. Nadie ha osado hacerme
tanto daño. Se han evaporado los amigos, las noches de bohemia, los
regalos; sobretodo mi sangre...
Regreso; aún me quedan
nueve dedos de mi vida por contar.
____________
CONTACTAR CON LA AUTORA:
muralesdevidrio[at]hotmail.com
ILUSTRACIÓN RELATO:
Fotografía por Juanjo Barinaga y
Pedro M. Martínez ©
|