Ropa tendida

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por Augusto Rubio Acosta

Esta tarde en el ómnibus, me he sentido mejor que nunca. La rabia me ha dotado de una violencia sin límites. Mientras el bus tragaba y tragaba asfalto, yo, fuera de control, le he roto la cara a patadas a Misterio y dominando a la gente, he buscado el paradero adecuado donde descender. Al final hemos venido a dar a esta tierra de nadie, conmigo han venido varios de La Coalición. Estoy a punto de llevar a cabo la mayor atrocidad de mi vida. Ahora solo es cuestión de buscar el rincón adecuado y sin resguardo, es hora de ajustar cuentas, de saldar las viejas deudas. Ficho y el Negro han estado jode y jode con eso de que ya ha estado buena la catana, que debo dejarlo. Me miran absortos, tragan saliva. Se han puesto las chompas porque empezó a hacer frío. Cruzamos la avenida Bolívar y avanzamos por San Martín. Después de cruzar la Plaza de la Bandera doblamos a la izquierda y nos adentramos en el pampón perdido detrás de las derruidas murallas coloniales de la gran ciudad.

Ahora sí que estoy jodido. La puta hora en que el ómnibus se desvió de ruta. Maldita 57. Si esa línea nunca baja hasta Manco Cápac... Debí haber salido con el resto de La Causa por Grau. Habríamos bajado un montón de lunas, hubiéramos saqueado en las tiendas, a esta hora estaría tomándome unos tragos donde el sastre para calentar la noche. Ropa Tendida está hecho un animal, jamás lo había visto así. No debo demostrarle miedo. Seguro que el maricón se limitará a patearme el estómago, a terminar de romperme la mitra, me dirá que deje de joder a su hembra. La muy perra, si supieras Ropa Tendida... Ficho, Pesadilla y el negro Alboroto no saben a quién siguen, no saben a lo que se meten. Si me cortan, se joden.

Lo mataras, Ropa, le dieras un mal golpe. Así me quedaría solito con la jerma, le daría a forro. Está fuerte la Jacki, ha sacado una delantera bravaza. La vaina es que con esa gallina rondándola nada que ver, no se puede. Le dieras vuelta al mariconazo. Voy a ir un poco más adentro, tengo un pata que vive en los ranchitos, detrás de la huaca. Se que él me puede bajar un fierro. Así será más fácil, más «suave». Con lo de hoy ya no seremos los mismos en La Coalición, ahora tendremos más peso, más respeto. Cuánto tiempo ha pasado desde que llegamos... Recuerdo cuando masacré mi primera gallina y rompí mi primera cabeza. Fue en Abato, a la salida de un clásico, el año 90. Desde entonces he vivido muchas cosas en la Barra Sur. He asaltado un hotel de mala muerte en Sullana, he robado desde kingkones hasta camisas y quien sabe que chucherías más, ya ni me acuerdo. Hasta caí preso en Cajamarca el 93 por culpa del Alianza Lima, por estar en la barra brava, por seguir al equipo en los estadios del país. Hoy, después de once años, yo, Pesadilla Balbuena, voy a entrar en la historia de los más bravos de Sur.

Gallina de mierda, mírenlo cómo implora con la mirada. En buena hora que subió el maricón, ahora Pesadilla tiene chompa y tabas nuevas. Debí quitarle también el bobo, sacarle el pantalón, terminar de reventarle la mitra a patadas. La gente se ha banqueteado de lo lindo con una gallina en el ómnibus. No se cómo le vi asomar la vincha crema que había guardado en el bolsillo, no se cómo lo reconocí. Se jodió Misterio. Ahora lo vamos a mandar de viaje, de ida pero no de vuelta. Aunque primero tendrá que cantar las direcciones de todita La Causa, del primero al último, así la gente de La Barraca Rebelde se encargará, tendrá trabajo, habrá que hacer visitas en San Borja. Me ha sorprendido Ropa Tendida, yo pensé que era violento solo a la hora de escribir cuentos. En el ómnibus quería arrojar a Misterio por la ventana. No sé, en la clase se ven tan concentrado en si mismo, tan out. Jamás imaginé verlo con ese power, así tan agresivo, la verdad me ha descomputado. La tombería ronda, debemos ser cautos, habrá que estar atentos a los silbidos del que está de campana en la avenida; habrá que prender un fallo, hace frío.

Qué pensaría mi madre si me viera ahora, en lo que ando. Las mamás nunca entienden, solo se preocupan. Por eso será que la vieja anda pendiente de si me alimento o no, por eso me manda cada vez que puede pescado fresco y en sus cartas me pregunta cómo me va en la universidad, qué dice la chica. A veces extraño la vida en el puerto, echo de menos su comida, mi casa. Pero en Chimbote no hay futuro, no está lo que busco. Por eso vine a Lima después del colegio, aquí conocí a Laura, en la universidad, a Ficho que está en Letras, acá me hice vocalista de una banda thrash y me pusieron esa chapa horrible que mi viejita detesta. La Coalición nació en una esquina de la avenida La Mar, en un paradero lleno de hinchas aguardando el bus que los lleve al Nacional. Ahí nos unimos, nos hicimos fuertes. Con las semanas fueron llegando más y más grones de toda Lima-Oeste. Con el tiempo tuvimos un nombre, una bandera enorme atada en el alambrado de la Popular Sur, un respeto ganado a punta de cabezas rotas, de constancia, de broncas inacabables a la salida de los partidos, de vandalismo en los estadios del Perú.

¿Qué quieres Ropa Tendida?, ¿para qué mierda me has atado a este viejo poste?, ¿acaso es por las pintas en tu jato? ¿Por qué rompí tus lunas?, ¿o es la perra de tu jerma que ya fue con el chisme?... Ahhh, eso es, eso ha sido. Así que ya lo sabes, qué bien. ¿Qué pensabas? ¿Que soy de los huevones que solo joden y joden a una hembrita, y nada más? Nooo..., nada que ver, además a tu jerma creo que le gustó. En Norte no me llaman Misterio por las huevas, La Causa no se ha hecho la más grande porque sí. ¿Dónde crees que aparecieron las primeras molotov?, ¿Dónde? ¿Quién crees que incendió el ómnibus de Cristal, el 91? ¿Quién...? Imbéciles, tira de perdedores. Todos van a morir, todos se irán al infierno. Tu Ficho y tu banda thrash, metaleros de mierda, ricos se creen. Tú negro maricón, que no sabes a quien sigues. Pesadilla, triste tu vida serrano, indio de mierda, seguro has ido a traer mas gente para que te sientas hombre, seguro te orinas ahorita mismo si ves un tombo y te pregunta donde andas; y el otro, el de pelo largo, jala y jala nomás ¿Qué estará fumando?

Le he dado el fierro a Ropa Tendida y me ha quedado mirando con una cara de no sé. He traído también una botella con gasolina. Está raro el chimbotano, nunca lo había visto como hoy, el no es así, algo tiene. Misterio ha vomitado de tanta patada en el estómago, tiene la boca rota, la nariz no ha dejado de sangrar. A lo lejos se oye el altoparlante de la camioneta del serenazgo pidiendo a los choferes pegarse a su derecha. El pata de la entrada ha venido a decir que mejor nos vamos, que hay muchos tombos, que tiene suerte el maricón pero no es seguro quedarse. Ficho, que está recontra stone también ha vomitado, no se porqué. Parece que el chimbotano lo quiere matar a golpes, patea y patea, no hay cuando acabe. Ahora lo tiene en el suelo. Le ha golpeado la cabeza con una botella vacía de vodka. Misterio ha quedado inconsciente, rodeado de vidrios rotos. Ahora se arrodilla, hunde el pedazo de botella que empuña en el cuello del infeliz, se desangra, lo termina...

Puta, cuñao, yo te dije. ¿Ahora qué mierda vamos a hacer?, ¿tú sabes lo que es cargar con un muerto? Puta madre, Ropa, ahora si la cagaste... Ya vámonos mierda, que chucha le vas a prender fuego; no seas huevón...

Mierda, a qué hora llegaremos. ¿Y si me bajo aquí? Estamos en Pativilca, creo. La reconozco por su Placita de Armas llena de poncianas, por su iglesia enchapada en cerámica color hueso, por la enmohecida campana en lo alto. En éste lento y puto ómnibus todos quieren ver el fútbol aunque sea en diferido. Ya saben cómo ha quedado el clásico, no hay emoción, pero ahí están. Los hombres de edad reniegan porque el televisor a bordo no funciona, los muchachos granputean. Soy el único que no quiere bulla, quiero desfogar, solo escribir. No es que no quiera ver el partido, lo que pasa es que lo tengo todo aquí, solo hay que dejar fluir. En el próximo grifo me bajo con el pretexto de orinar y ya no vuelvo. Entraré a una de esas cafeterías que nunca faltan en la ruta, pediré un café, me pondré a escribir el cuento. Pensar que Laura me quería, que le había cogido gusto a la Facultad, que Pueblo Libre era perfecto para mí. Pobre mi viejita, ojalá algún día nos volvamos a ver. Ahora debo empezar una nueva vida, olvidarme de Chimbote y de todos allá en Lima. Es casi medianoche, la procesión de vendedores ambulantes ve partir mi ómnibus camino al norte. Es tarde y estoy nervioso. Debo buscar donde bañarme, quitarme éste inmundo olor a carne quemada que llevo encima. Debo descansar, encontrar un lugar donde dormir...


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Ilustración relato: Fotografía por Adolfo Cisneros ©
(ver muestra de este autor, en Margen Cero)

📰 Relato publicado en Revista Almiar (2002-2003). Reeditado por PmmC en junio de 2021.

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    Revista Almiar (2002-2021)
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