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MACCHU PICCHU
«Somos hijos del mar,
I
sin
el
aroma
azul
de
tu
aliento
es
ahondar
la
soledad
marina
del
deseo
en
suaves
delirantes
extravíos
como
olas
de
vergel
negadas
por
el
viento
toscos
galeones
desvían
inciertas
el
timonel
emblema
de
los
entes
y
yo
me
pregunto
—tallador
de jaguar en mis labios—
hasta
cuándo
he
de
verme
reflejado
en
los
espejos
¡babilonia
de
cemento
aluminio y de neón!»
II
de
lejanos
y
agrestes
parajes
vengo
a
ofrendar
en
culto
mi
callada
y
lenta
agonía
tan
latente
como
el
silencio
asolador
ritual
de
los
tiempos
en
el
reino
del
bronce
y
del
no-ser
soy
la
sonrisa
letal
de
marfil
ante
el
cual
la
lógica
formal
del
mundo
se
destruye
estrepitosa
en
pedazos
III
CAPRICORNIO
EN
CONJUNCIÓN
CON
SATURNO
el
ritual
se
ha
iniciado
y
sobrias
prostitutas
se
erectan
cáusticas
en
mi
mente
y
no
sé
ahora
en
realidad
quien
soy
si
tal
vez
un
oscuro
corsario
azolando
algún
puerto
desconocido
del
sur
o
un
incógnito
amauta
pronunciando
alguna
oración
oculta
hacia
el
sol
IV
ESPÍRITU
DE
LA
NOCHE
ESPÍRITU
DE
LA
NOCHE
guíame
sin
temor
por
estas
tierras
abruptas
ESPÍRITU
DE
LA
NOCHE
ESPÍRITU
DE
LA
NOCHE
condúceme
por
el
sendero
del
fuego
que
todo
lo
devora
y
purifica
arrojado
estoy
al
abismo
insondable
de
la
nada
y
nada
ahora
me
pertenece
V
el
viento
se
estrella
violento
en
mi
rostro
cuarto
creciente
la
luna
marca
exacta
de
mis
pasos
los
perros
han
huido
hacia
el
norte
el
trineo
ha
quedado
hacia
el
sur
y
yo
cara
a
cara
al
crepúsculo
¡Macchu
Picchu!
voy
camino
a
la
abolición
total
de
mi
cuerpo
al
fin
de
mis
muertes
o
mi
definitiva
liberación.
_________________ ILUSTRACIÓN POEMA: Fotografía por Pedro M. Martínez ©
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