Ketty A. Lis
Jaque
A Enrique Puccia
Todo es posible en mí
en ustedes también todo es posible
hasta ese plasma rumoroso de los dioses
entorno de un entorno circulando
en las mañanas tormentosas aunque claras y en las noches
en los atardeceres claros aunque negros y en las noches
en la habitación donde el final se ausenta
porque nunca hubo siquiera el amago de un principio.
No digan nada aunque haya mucho que decir
el sol tiene su propio negativo
ustedes y yo tenemos nuestro propio negativo
y es posible todo aquello que cabe en el dolor
en la estela azarosa de las lágrimas.
Es muda la presencia de esos príncipes de mantos sucios y raídos
apretando en el mínimo mundo personal
ahogando
jaqueando
según la orden que se arrastra en la pared de la pirámide.
El espejo y su marco alcanzan la lámpara de pie
él camina hacia mí y sin embargo
sigue incrustado como siempre en la pared.
Denso este día en su rutina danza
en su rutina retrocede
y en espiral avanza
¿a quiénes hablo sin usar la voz?
¿quiénes me hablan con mi propia voz?
Quizás algún día pueda sondear las grietas y seguramente
ha de haber una fisura de abertura estrecha
donde los límites no se ven porque no son fijos
donde la onda negativa no se escucha aunque pegue fuerte y duela.
Las piedras de los páramos no resignan su quietud
se desquitan a su modo y es el viento del oeste
quien las libera partícula a partícula.
Pero este tema de príncipes y dioses
se sabe es complejo
parece tratarse de un ejército invisible y no sé
a donde habrán partido las armas a mi alcance.
¿Amar lo pasajero? Nunca.
¿Podría volverme atrás ahora
que la masa de espíritus
dinámico y tenaz elemento de lo oscuro
parece aminorarse?
En algún momento yo también podré
en algún momento hacia mí vendré
y las certezas
(esto es cierto)
serán mis compañeras
aunque ahora la pesadez siga girando alrededor de la cabeza.
Abro un libro al azar
apenas si lo hojeo
ojos fuego
ojos miel
ojos que entran por la cerradura y se quedan
ojos cielo que no ven más que la tierra que lo encima.
En la
casa no hay nadie más que yo
pero el silencio aturde.
Web de la autora:
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Otros poemas de la
autora:
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Adagio
- Más acá o más allá
* ILUSTRACIÓN POEMA: Fotografías por Pedro Martínez ©
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