El horóscopo

Luis E. Mejía Godoy

Rogelio recogió el diario La Prensa en el jardín de su casa en Altamira D’Este a las 6:30 de la mañana, antes de sentarse en la mecedora del porche a tomarse su leche agria de todos los días, mientras su mujer, la Bertha, le preparaba su café con gallo pinto, cuajada y una tortilla recién echada. Abrió el diario como siempre, con la vieja costumbre de comenzarlo por la página deportiva, lamentándose de la cachimbeada que le había dado anoche el San Fernando al Boer, y en total desacuerdo con los comentarios de la crónica deportiva de Edgard Tijerino. «Este maje a veces parece matamama, tanto que tapudea de ser boerista, además, ahora habla más de las telenovelas y de los restaurantes que de béisbol» —le dijo a su mujer. Aunque ella, más bien, mientras calentaba una tortilla en el comal de hierro, escuchaba, en el radito que tenía en la cocina, el bolero de Manzanero cantado por Luis Miguel: «Contigo aprendí, que la semana tiene más de siete días...» pensando a la vez que Rogelio ahora sólo se interesaba en el béisbol, y no fallaba al Estadio toda la temporada. Hacía meses le había prometido llevarla a comer pescado a Tipitapa, o por lo menos al Malecón, para que los chavalos se subieran a la Rueda de Chicago, mientras ellos se tomaban una cerveza con boca de chancho con yuca, como en los mejores tiempos, cuando eran novios, antes del terremoto.

Siguió hojeando el periódico de atrás para adelante. Se detuvo unos segundos frente al anuncio de «La Curacao»: «Sin prima y en cómodos abonos, aproveche el ofertón del mes. Llévese ahora mismo su televisor 'Sharp' a colores, de 17 pulgadas». El silbido del vende pan se escuchó a la media cuadra. Su mujer lo llamó desde el comedor: «Ya está servido amor, si no venís se te va a enfriar». Llamó a los niños también. Rogelio, antes de levantarse, humedeciéndose los dedos con saliva pasó las hojas del periódico hasta la penúltima página para ver el horóscopo suyo: «Para los nacidos bajo el signo de Capricornio: Mal día para salir, dedíquele todo su tiempo a las cosas del hogar...» y un poco más arriba: «Para los nacidos bajo el signo de Escorpio», el de su mujer, que le leyó en voz alta desde la sala: «Tendrá momento de paz y tranquilidad por la mañana, pero más tarde surgirán conflictos o interrupciones. Por la noche recibirá una noticia inesperada...», y tirando el periódico sobre la mesita de la sala le dijo a su mujer: «Tu horóscopo de hoy no es muy bueno que digamos, y el mío es peor, porque dice que mejor me quede en la casa, que corro peligro si salgo. Entre Tijerino y el astrólogo me van a agriar el día» —dijo, haciéndose él mismo la broma, sonriendo y sentándose en la cabecera de la mesa, y llamó a gritos a sus hijos a quienes, para variar, les había agarrado la tarde para irse a la escuela.

Después que los chavalos salieron hacia la escuela, que por suerte les quedaba a un par de cuadras, la Bertha se despidió de Rogelio en la puerta del jardín, y sin mayor preocupación le dijo: «Amaneciste con ojos de muerto y esa camisa que tanto te encanta, de tan desteñida parece la de un náufrago...», Rogelio ni se mosqueó y le dio un beso en la boca, ella sintió que su aliento también tenía un olor a carne descompuesta, pero por pena no le dijo nada, «no vaya a ser la tuerce» —se dijo a sí misma y de vuelta en la cocina se puso a pensar que a lo mejor le debía de comprar «Hígado Sanil». Se dispuso a lavar los trastos y a escuchar el programa «Temas y Debates del Comandante Ramírez», en la 580 y dijo conversando consigo misma «El horóscopo es la única esperanza que nos queda en este paisito de mierda...»

Al día siguiente, con los ojos rojos de tanto llorar, desde la Estación 5 de la Policía, la Bertha no podía creer que a Rogelio lo hubieran asesinado en el restaurante «La Mama Naya» por una simple discusión sobre béisbol. Se lo fueron a decir a las nueve de la noche cuando ella miraba la telenovela brasileña y preocupada porque aún no volvía Rogelio, pues aunque le encantaban los tragos, nunca llegó a su casa después de las ocho. «El horóscopo se lo cantó y de nada le sirvió» —le dijo con voz de sonámbula al teniente que hacía el reporte y que no entendió a qué se refería aquella mujer que no dejaba de secarse las manos en el delantal. «Yo le vi la muerte en los ojos esta mañana» —concluyó, cayendo desgobernada sobre la banca del pasillo al lado de dos «pirujas» y tres «tamales».

Esa noche, en la vela, un fanático del beis, con el radio en la oreja escuchaba el último y definitivo partido de la Serie en que el Boer capoteó al San Fernando. Fue la vela más alegre que se recuerde a finales de los noventa.

Al día siguiente fue el entierro y nadie recogió «La Prensa» del jardín. El horóscopo decía: «Para los nacidos bajo el signo de Capricornio: Debes de poner tus cosas en orden... Hoy tendrás que hacer un viaje definitivo e impostergable...».



___________________________
LUIS ENRIQUE MEJÍA GODOY nació en 1945, en Somoto, un pequeño pueblo al Norte de Nicaragua. Cantautor y escritor, fundó con otros artistas, en 1975, el Movimiento de la nueva Canción Costarricense. En Costa Rica grabó sus primeros discos. En 1979 regresó a Nicaragua definitivamente. Mejía Godoy es autor de 18 discos y más de 200 canciones.

En 1979, con el triunfo de la Revolución sobre la dictadura somocista, se integró en el Ministerio de Cultura nicaragüense y funda, en 1980, la Empresa Nicaragüense de Grabaciones Culturales. Ha recibido numerosas distinciones y realizado giras por numerosos países.

Es fundador, junto a sus hermanos y personalidades de Nicaragua, de la Fundación Mejía Godoy, organización sin ánimo de lucro para ayudar desde la sociedad civil a resolver problemas sociales y apoyar el desarrollo cultural y humano en su país.
luislucy(at)cablenet.com.ni

OTRAS OBRAS DE MEJÍA GODOY (EN MARGEN CERO): Selección de hiperbreves | Retrato de poeta con guitarra | Café Concert | It's now or never | El tío Ramiro


🖼️ ILUSTRACIÓN RELATO: Capricorne copie, By Ripnel Patricia (Own work) [GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html) or CC-BY-SA-3.0-2.5-2.0-1.0], via Wikimedia Commons.

▫ Relato publicado en Revista Almiar, n.º 31, diciembre de 2006-enero de 2007. Página reeditada en marzo de 2023.

Sugerencias

La enfermedad moral del patriotismo

La enfermedad moral del patriotismo (artículo)

enlace aleatorio

Enlace aleatorio

Esta web concreta NO UTILIZA cookies de terceros ni recopila información personal alguna.
A continuación tiene información de nuestra política de privacidad

[CERRAR X] INFORMACIÓN