INTENTO V
Raras veces me miras
encerrada en tu dimensión más pequeña.
Sin miradas, introvertida,
pero con palabras,
obligas a renunciar a mis ojos,
negándoles su naturaleza.
Desde la renuncia y la inadvertencia,
encendidos, se cierran mis ojos,
dolidos por el runrún de la palabra.
INTENTO VI
...y yo, sin embargo,
en mi hipérbole de melancolía,
envestido por el silencio,
por tantas palabras muertas,
por ninguna llamada perdida,
entre tanta indiferencia
maldito móvil
maldita naturaleza...
INTENTO VII
Junto a ti nada parece ser.
Un apagón de luz en una gran ciudad.
De noche. Nada parece ser.
Eres la oscuridad.
O, quizá, el aire.
Tan leve, tan sutil, tan inapreciable.
Pero tan vital
que sin él nada puede ser.
O, quizás, el peso del alma.
Veintiún gramos de fragilidad.
Tan frágil que se vuelve ironía.
Ironía sin la que nada puede ser.
INTENTO VIII
Minúsculo como el aire.
Inadvertido como la brisa.
Poderoso como el viento.
Creí que tu recuerdo
sería como el aire.
Y sobre él andaría
sin advertirlo.
Y que la brisa sería el olvido.
Y que entre ella pasearía.
Pero eres la pequeña metáfora de melancolía
que cada noche recita el viento.
INTENTO IX
Dominas el mar
y la calma
al igual que dominas mi vida.
Altiva, juegas con tu rostro.
Calmada, atemporal.
También dominas el tiempo
que en ti queda retenido.
Envuelta en el silencio
sólo me muestras la espalda,
solo me invitas al olvido.
INTENTO X
Sentado en mi línea paralela
juegas con tus piernas
que juegan con el vacío.
Firme, segura, clara
como la más cierta de las certezas
me invitas a sentarme.
Arrogante y soberbia,
en mi línea paralela
te muestras tan próxima como distante.
Distantemente cercana,
firme, segura, clara
me invitas a sentarme
en tu línea paralela.