PISAR de nuevo la casa familiar
es pisar un antiguo corazón
un pulsante suelo
donde aún
se escuchan sordas risotadas
entre pasillos aórticos
y juegos infantiles por prohibidos ventrículos
es asustarse porque nunca te has ido
por tocar las rojas paredes
y ver que tus manos han vuelto a gotear
recordando
que cualquier herida, para la sangre,
sirve de vínculo de escape
HACE falta un dolor,
basta un dolorcillo mínimo,
una caída torpe, quizás estúpida,
una gota de sangre, o menos,
una desinteresada mirada de soslayo, siquiera,
a un mal camino,
una compañía de dudosos antecedentes
o un proyecto que quiera dejar de ser proyecto
para encontrarte, para verte,
para materializar y sentir tu mano, Madre.
Para que estés conmigo,
como siempre, donde siempre.
EL viento, viejo amigo juguetón,
ha vuelto con sus ondas y piruetas
a elevar, gustosísimo, cometas,
papagayos, y un poco de ilusión.
Trae gran cantidad de pequeñuelos
que siempre han creído, inocentes,
que vuelan cometas imponentes
cuando ellas los detienen en el suelo.
¡Qué distinto acaricia ahora el viento!
Tan ágil y veloz se me mostraba
cuando era chico grande entre sueños...
Yo creí olvidarlo. Ahora siento
que disfruto más viendo a los pequeños
que cuando era yo mismo quien jugaba.
FREDDY LÓPEZ nació en Mérida, Venezuela.
A día de hoy estudia Ciencias Estadísticas en este mismo estado. «No debe
haber mayor aspiración poética —dice— los reconocimientos llegan solos»,
y es lo que parece esperar. Ahora su poesía se ha vuelto contemplativa.
Contactar con el autor: vate01[at]yahoo.com
Ilustración poemas: Fotografía por
Pedro M. Martínez ©
|