Almería en Corto: un festival del buen gusto

por Guillermo Ortiz López

¿Qué es lo que impulsa a un crítico de una revista independiente de Internet a coger un vuelo, reservar un hotel y pasar unos días en Almería para ver un festival de cortometrajes? ¿La promesa de pescado frito, tapas y buen vino? No, el crítico está a régimen y sufre cada vez que toma incluso albóndigas, hasta el punto absurdo de pedirlas con ensalada y una botella de agua, igual que hace con las raciones de paella. ¿La playa? Es diciembre. Aunque no lo parezca. Pero diciembre. ¿Buenos amigos? No tanto como eso. El crítico no ha estado nunca en Almería y aunque conoce a gente de la organización —de entrada, al director, Óscar de Julián— y a algunos de los participantes —Edu Chapero Jackson— no conoce a nadie más. Tiene familia, sí, pero es su primera visita a la ciudad.

Así que después de todo puede que sea tan sencillo que lo que busque el crítico sea buen cine. Buenos cortometrajes. Algo que no sea pesado y pretencioso sino todo lo contrario: ligero, amable, bien hecho, divertido, con gusto.

De entrada, lo que encuentra es un clima impropio. Impropio para un madrileño como él. Hace calor, en torno a los 15-20 grados en pleno puente de diciembre. Se puede pasear sin abrigo y casi sin jersey. No hay nadie bañándose pero las terrazas del paseo marítimo están llenas de familias comiendo paellas. Incluso hay moscas. Un señor intenta vender perfumes de mesa en mesa mientras los comensales aún no han terminado de tragar sus migas.

El crítico pasea. Le encanta pasear y la ciudad se presta a ello, con sus largas calles que hacen tan complicado perderse. El centro del Festival está en una de las principales arterias de la ciudad, un complejo algo extraño: especie de club social junto a un bar irlandés de música atronadora y ocupando parte del terreno del Teatro Cervantes, donde son las proyecciones. La ruta natural es, en concreto, bar-secretaría (hay que recoger acreditaciones y entradas) -cine- bar.

The End, de Chapero Jackson

El encargado de abrir el Festival es el citado Eduardo Chapero Jackson. No es un director cualquiera. Se ha hinchado a ganar premios con sus dos últimos obras: Contracuerpo y Alumbramiento, entre ellos, el León de Oro de Venecia y el premio al mejor cortometraje de la Academia de Cine Europea. Aquí presenta The End, un encargo de la propia organización, después de que el año pasado ganara el llamado Premio Western, que obligaba al ganador a rodar en Almería un corto de temática del oeste.

Chapero Jackson coloca el western en un futuro donde el agua se vende más cara que el petróleo y donde la gente mata —literalmente— por conseguirla. Un mundo donde los camiones cisterna son escoltados por decenas de motoristas, igual que decenas de motoristas llenan el Paseo de Almería para escoltar a Edu, pequeño en su enorme camión cisterna y unos actores hacen de policías americanos y disparan y hay un puesto de palomitas en medio de la calle y el teatro se llena y al final todo el mundo sale encantado, con ese punto de «No es posible que lo haya vuelto a conseguir», porque todo apunta a que incluso con un corto de género, Edu va a volver a dominar el circuito de cortos de 2009.

No es hasta el segundo día, el sábado, que empiezan las competiciones oficiales: certamen internacional de cine y certamen nacional de vídeos. El crítico va a todas las sesiones. Es un enfermo. A las 12, a las 5, a las 9… cuando sea. Antes o después busca ensaladas y pescados a la plancha, pero mientras se empapa de celuloide. Así, por ejemplo, descubre Love you more, un intenso y adolescente corto marcadamente británico, descubre que los uruguayos siguen empeñados en una estética de la distancia y la incomunicación que les obligará tarde o temprano a cruzar el Río para que los argentinos les psicoanalicen, descubre Le Festival o Le secret de Salomon, dos piezas de humor absurdo francés, como sólo los franceses pueden hacer cuando se les olvida que son franceses.

Heterosexuales y casados, de Vicente Villanueva

Descubre perlas digitales como la australiana Soar y repasa el producto nacional, empezando por Mensajes de voz, la manera más lejana de narrar una reconciliación y una ruptura que ha visto nunca, siguiendo por No se preocupe, una maestría del buen humor que cuenta hasta qué punto se puede tocar las narices a un pobre vecino con el rodaje de una película, el culto —comprensible— al cuerpo de Michelle Jenner en Cinco contra uno y acabando con Heterosexuales y casados, la magnífica obra del magnífico Vicente Villanueva, autor de otras joyas de los últimos años como El futuro está en el porno, Eres o Mariquita con perro.

Esta última es la que más le gusta al crítico de todas las que ha visto, pero no la ha visto en pantalla grande. No. La ha visto en las catacumbas de la organización, en una cosa llamada Ambigú en la que una chica llamada Samy y con un acento que parece canario pero resulta ser argentino revuelve entre sus papeles y sus DVD’s y pone a tu alcance cualquier corto que haya sido enviado para la selección del festival, fuera luego programado o no. En su última tarde —la del lunes— el crítico se ve unos siete cortos seguidos: el divertidísimo ¿Dónde queréis vivir esta noche?, de Daniel Diosdado, con su buena amiga Tirma Eyerbe; Test, de la inefable Natalia Mateo junto a Marta Aledo, Acción/Reacción, en la que puede observar a Macarena Gómez en todo su esplendor, el nuevo corto de Diego Sanchidrián, el de Jorge Dorado, la inquietantísima El ataque de los robots de Nebulosa-5

Un final pasado por agua

Todo hasta que llegan otros acreditados y el crítico tiene que dejar su plaza, claro —sólo hay dos televisores disponibles— y se pone a hablar con Samy o con Miriam o con Elena, o con los chicos de Cuento de la C, una animación infantil sencilla pero entrañable, y cuenta las horas que le quedan para marcharse: una estancia rara, unas vacaciones tropicales en pleno diciembre, y la ciudad se despide con lluvia como diciendo, dramática: «No me eches de menos», pero sí, el crítico echa de menos algo y puede que sea la ciudad o las terrazas o el ambiente tremendamente creativo que hay en todos los festivales de cortometrajes, o la mezcla de todo eso, y a los dos días Samy escribe, a los cinco sale el palmarés y todas las películas que han ganado son las que él no ha visto, como le sucede siempre y se promete a sí mismo que el año que viene volverá, a lo Escarlata O´Hara, aunque sólo sea para tomarse una dorada en el restaurante Augusto Cesare o un entrecot en alguno de los fogones argentinos.

Incluso un Mc Pollo con patatas sería suficiente excusa.


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Guillermo Ortiz López
, coordina la sección de cine de Almiar
(Páginas web: http://www.guilleortiz.com/ - http://bretguille.blogspot.com/)

Seguimiento del Festival día a día en los archivos de diciembre del blog http://bretguille.blogspot.com


🔗​ Palmarés e información del festival en www.almeriaencorto.es

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Artículo publicado en Revista Almiar (n.º 43, noviembre-diciembre de 2008). Página reeditada en septiembre de 2022.

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