por
Diana Segovia Pérez

 

L

a editorial madrileña Cuadernos del Laberinto suele apostar por jóvenes brillantes, escritores con buen oficio que encuentran su lugar en la literatura, poetas luminosos que necesitan la puerta de una buena editorial para abrirse paso. Ya les pasó con María José Cortés o Manuela Ipiña que echaron andar con un reguero de lectores y aficionados tras sus letras.

Ahora le ha llegado el turno a Mario Migueláñez González (Madrid, 1981), que con dos libros publicados bajo sus hombros despunta chispeante y luciente.

En Érase ninguna vez, Mario contrapone el tiempo y el espacio en un título que habla sobre delirios amorosos, pérdidas, abandonos al sol y un pelín de desorientación propia de una sociedad globalizada.

Encontramos un anaquel dividido en tres partes, bien diferenciadas: “Poesía eres tú y yo contigo”, “Pequeñas baladas entre palabras” y “Destellos de magia”. Son todas composiciones cortas, poéticas y emotivas en donde Mario reivindica su papel emotivo.

Celebramos estos desgarros amorosos que han dotado de credibilidad Érase ninguna vez y que ponen de manifiesto que Mario Migueláñez ha llegado para quedarse.

 

ADIÓS

Guardo en una caja
esas cuatro letras
que sin darte cuenta
me regalaste, amor.

Y aunque pensaba que eras un diosa
cambiaste el orden de esas letras
resultando ser un adiós.

 

Y DE PRONTO LA REALIDAD

Pensando que eras cicatriz
te convertiste en una nueva herida,
te prometo que te quería
aunque nunca hayas estado aquí.

 

—En tu Chaqueta ya no me abriga y Érase ninguna vez, sus dos libros editados, ya de por sí, los propios títulos son versos. ¿Cómo se elige?

—En mi caso, cuando busco un título intento que confluyan varios factores, entre ellos que sea emotivo y directo. Normalmente, nunca he tenido claro qué título poner a mis libros hasta el final, no es algo sencillo porque deseas que llegue a todo el mundo y que guste. Muchas veces los escoges en cualquier momento, te viene la idea y las cazas al vuelo. Suele ser fruto de la meditación improvisada.

—Claramente el tema de su obra es el mundo de los sentimientos, sobre todo el del amor de pareja, ¿es esto un reflejo de lo que se cuece en su corazón?

—Mis libros tienen un alto componente autobiográfico, por lo que el lector se va a enfrentar a los muros que yo voy derribando con cada letra, palabra, en cada frase; hay un latido donde el corazón se hace presente. Es difícil saber qué se cuece en el corazón de cada persona, pero supongo que mis libros trasmiten parte de los sentimientos que hubo e incluso persisten en el mío. Cada historia la guardo en cajita mágica, como si fuera un recuerdo persistente, que pasado un tiempo se hace relato o poesía.

Supongo que cada cual escribe por una motivación diferente; hasta ahora a mí me ha servido como algo terapéutico y al mismo tiempo me libera de la rutina de la ciudad, me hace sentirme realizado y feliz.

—¿Temas como qué somos, de dónde venimos, adónde vamos le suenan muy distantes?

—La verdad que estos temas me suenan más filosóficos que lo que intento comunicar en mis libros. Pienso que se quedan algo lejanos a las inquietudes que tengo a la hora de trasmitir en papel mis pensamientos, pero lógicamente son respetables, ya que hay un lector para cada libro y un gusto para cada color.

—Al leer su obra nos queda la sensación de haber acudido a un terapeuta emocional, de haber logrado anudar sentimientos perdidos y darles camino. ¿Cómo logra trasladar esa sensación de paz en las emociones?

—Supongo que ese grado de empatía que tramiten mis libros es porque están escritos con el corazón, y de esto, es bien sabido que todos compartimos uno. En el fondo todos tenemos sentimientos y preocupaciones en la vida bastantes homogéneas, y seguramente miedos similares y vivencias paralelas. Aunque no tengo vocación ni mucho menos de terapeuta emocional, esta es la causa por la que creo que mis libros trasmiten tanto en tan poco espacio. Cuando algo te impacta de verdad, y tienes esa capacidad de expresarlo e intentar hacerlo bonito, sólo hacen falta dos cosas: guardar esa cajita de recuerdos y destripar el corazón sin tapujos.

—¿Se logra ser más uno mismo con la escritura?

—En mi caso, creo que sobre todo se logra evolucionar como persona. Para mí es un trabajo que me tomo en serio, ya que paso un alto número de horas pretendiendo escribir textos de los que estar satisfecho por su resultado; a cualquiera eso le hace feliz. Ser constante te sirve para mejorar día a día en cualquier actividad que practiques, y puede que con el paso de esas horas sí vayas encontrándote por el camino de las letras que vas vertiendo en el papel, especialmente cuando escribes sobre los sentimientos.

—¿Está trabajando ya en otro libro?

—Sí, de hecho, tengo varios manuscritos terminados. Pero de momento toca reposar estos trabajos que son bastante jóvenes y estudiar la mejor salida para los futuros.

—¿Cómo sería su día perfecto?

—Sin caer en los tópicos, no creo que existan los días perfectos. Creo que uno simplemente debe ser feliz día a día con lo que hace y trasmitirlo a las personas que le rodean, dejarse llevar y fluir ante esta inconstante que es la vida. Hace tiempo que intenté ponerme ese objetivo, y tal vez, si esto se globalizara, todos seríamos un poco más felices aun siendo igualmente imperfectos. Siempre digo que, puedes ser lo que quieras, pero sobre todo tienes que ser VERDAD.

Ahora bien, si tengo que definir una situación deseable en mi vida sería la siguiente:

El ocaso en cualquier playa deshabitada y de orilla infinita; el sonido del mar y la brisa acariciando la cara. El silencio urbano llenándose por la tranquilidad del simple hecho de ser, y sentir que estás vivo cada vez que respiras.

 

entrevista Mario Miguelañez

Mario Miguelañez Gonzalez

Mario Migueláñez González (Madrid, 1981). Licenciado en Ciencias Medioambientales, especializó su carrera profesional en la gestión de residuos, dedicándose en la actualidad a la suscripción de seguros para riesgos medioambientales.
En 2016 publicó Tu chaqueta ya no me abriga, relatos sobre los sentimientos.

 

 

📔​ Érase ninguna vez

(Cuadernos del Laberinto, 2017) ISBN: I.S.B.N: 978-84-946862-7-6
• 182 páginas • Más información: www.cuadernosdelaberinto.com/
Berbiqui/erase_ninguna_vez.html
• Ilustraciones artículo: Tapa de la novela y fotografía del autor
remitidas por la Editorial, © de sus autores.

 

reseñas poemario Érase ninguna vez

Reseñas en Margen Cero

 Revista Almiarn.º 96 / enero-febrero de 2018MARGEN CERO™

 

Siguiente publicación
—¿Matilde, qué tenés ahí escondido? —Ah, es el retrato de…